Siendo niño, el defensor Seemore Johnson llegó a Alajuelense de la mano de su abuelo materno Francisco Vargas, a probar suerte en el equipo de sus amores.
Con solo quince años debió abandonar la Liga, club en el que hizo ligas menores y al que su familia siempre le ha hecho barra.
El muchacho, de 25 años, se acordó de aquella época al responder la última pregunta de su presentación ante los medios de comunicación.
“Sabía que iba a haber mucha felicidad entre ellos (familia) y más que todo para mi abuelo, que fue quien me incluyó en esta institución y me inculcó tener sentimientos por este equipo desde niño”, comentó Seemore.
Por ese mismo motivo, al principio Johnson se guardó el interés de los rojinegros por él, quería darles la noticia hasta que tuviera todo amarrado.
“Al principio no les dije nada, quería darles la sorpresa, porque sé lo que significa este equipo para ellos y el hecho que yo juegue acá”, destacó el zaguero.
Seemore contó que está esperando tener su primer uniforme con su número para regalárselo a su abuelito. Don Chico será de los principales fiebres en las gradas.
Las buenas nuevas se dispararon para el jugador y el martes, día de la firma, tenía como cien mensajes de felicitación.
“Todos mis familiares me han escrito para saludarme y eso es parte del compromiso que me da el llegar a este club”, dijo.
Ameno regreso.
El vecino de barrio Los Ángeles, en el puro centro de Chepe, buscará tener en Alajuelense la regularidad que disfrutó en el Verano 2017 con la UCR.
Johnson jugó 17 de 22 partidos con los académicos en los que sumó 1.612 minutos y era parte de la columna vertebral del técnico Mauricio Wright.
Seemore jugó dos torneos cortos con los celestes, antes lo hizo con Uruguay, con el que estuvo desde el 2012 hasta que el cuadro perdió la categoría en el Verano 2016.
Johnson y el también defensa Álvaro Aguilar, proveniente de San Carlos, tuvieron ayer su primer entrenamiento como rojinegros en las canchas híbridas del centro de alto rendimiento manudo en Turrúcares.
“Como fui criado acá, a uno siempre le queda el cariño a la institución, el camino para volver fue muy largo y duro, pero sabía que lo que debía hacer para volver, tuve que trabajar con mucha humildad y tomar algunos sacrificios, pero todo valió la pena”, reconoció Seemore.