El nuevo Monstruo terminó siendo lo único bonito en el clásico entre Saprissa y Alajuelense

Cuando en un clásico decimos que lo más lindo fue ver el nuevo traje del Monstruo que lanzaron en el Saprissa este viernes, es suficiente motivo para sacar conclusiones de cómo estuvo el clásico, un 0-0 que rayó en los bostezos.

Al eterno duelo de los archirrivales llegaban dos equipos en diferentes circunstancias, y la derrota no era negocio absolutamente para ninguno, si es que alguna vez en estas mejengas lo es.

Del León se sabe la presión con la que llegó; especialmente, por parte del técnico Andrés Carevic y los reclamos de la afición manuda sobre su cuestionada labor. Desde un palco de la Cueva veía como, tal vez, se estaba jugando su futuro.

La igualada deja a los fiebres manudos tan incómodos como desde antes del partido, es una situación que parece no cambiar por ningún motivo, aunque la directiva eriza está completamente segura en el respaldo al DT, pese a todas las críticas.

En el lado de los tibaseños, igualar así en su casa ante su archirrival, cuatro días antes del debut en Concacaf ante el Philadelphia Union de la MLS, es un pésimo precedente.

Al arranque ninguno de los dos se mostró tan mal como lo pintaban antes del juego, de entrada fue un clásico parejo con opciones en ambos lados.

El primer gran aviso fue un remate del canadiense Manjrekar James, uno de los debutantes en este tipo de duelos, quien en el área morada ganó una bola que pegó en el pecho de Kevin Chamorro a los 10 minutos.

Respuesta. La S respondió con Javon East, pero este no pudo aprovechar del todo una mala salida de Leonel Moreira, quien tuvo en Ian Lawrence a su guardaespaldas para salvarle la tanda y de cabeza sacar el remate del jamaiquino, cuando Osito ya no tenía nada que hacer.

En solo 12 minutos ya había emociones en ambas cabañas, lo que daba la impresión de un buen augurio, pero ese ímpetu se fue diluyendo entre la imprecisión en media cancha y las malas conexiones al área en ambos bandos. Todo se jodió rápido.

También se extrañaban algunas individualidades, como el caso de Joel Campbell, quien el primer tiempo dio de qué hablar más por pasar agarrado y peleando con Mariano Torres que por crear peligro y fútbol.

Su promesa de lucirse en un clásico en Tibás aún la tiene pendiente, no lo hizo hace tres meses cuando jugó por primera vez con la Liga en ese campo y tampoco lo hizo anoche; de momento, queda solo como algo que dijo para sacar pecho y hasta ahí.

Las más peligrosas del Monstruo llegaban por remates fuera del área, como la que Mariano le mandó a Osito a los 31 y que el meta erizo tapó bien, ante la complicación de meterse con más facilidad a la zaga.

El guion manudo tuvo un vuelco a los 36, cuando Joshua Navarro debió salir por lesión para darle su espacio a Jonathan Moya, formando dos torres con Fernando Lesme en la delantera manuda, que ayunos de buenos centros, no podía causar peligro.

La Liga a ratos tenía la bola, pero sin profundidad en absoluto, sin nadie que tomara la pelota y alimentara a los delanteros o genere fútbol es muy difícil todo. Mientras tanto Aarón Suárez, uno de los llamados para esa tarea, Carevic lo dejó en la gradería, a la par de él.

Saprissa tampoco hacía mucho por la mejenga, no hay que engañarse. Muchas veces en los clásicos pasa que se espera con tanta gana, se habla tanto que a la hora de la mejenga termina siendo un bostezo de dos equipos que no se la juegan mucho por ganar.

Vladimir Quesada fue quien reaccionó primero para mover el banquillo; tiró caras diferentes como David Guzmán, Ariel Rodríguez y Orlando Sinclair buscando algo más, mientras que hacia los 70 minutos aún la Liga no sacudía la suplencia.

La variante se volvió a dar por una lesión en una escena realmente preocupante, cuando Fernando Lesme chocó su cabeza con un codo de Chamorro de manera accidental, que dejó noqueado al guaraní y sin reacción.

Casi. Diego Campos entró, otro debutante en clásicos, aunque las más claras para los manudos estuvieron, una en la cabeza de Moya y otra increíble de Antonhy Hernández --quien ingresó de cambio-- y que se la comió solo frente al marco de manera grosera. Imperdonable para un profesional de primera división.

Saprissa tuvo su réplica, al minuto 95, cuando en una contra el que la desperdició fue Ariel Rodríguez, también llegando solito frente al marco.

Un amargo 0-0, nada más que decir.