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Guadalupe se resbaló en la saprihora

Morados tuvieron a la lluvia como cómplice este domingo

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Un resbalón de Erick Marín, defensor de Guadalupe FC a los 92 minutos, lo aprovechó el delantero Jonathan Moya y fue el empujoncito que el Saprissa necesitaba para ganar un partido en el que sufrió más de la cuenta y la desesperación casi le llena la cachimba.

La victoria por 1-0 deja a los morados en una gran posición porque el miércoles podrían asumir el primer lugar si derrotan en casa a Liberia, dado que el Herediano no jugará su duelo ante el Santos, por el compromiso de los caribeños en la Liga Concacaf.

El Monstruo lo había intentado por todo lado, por arriba, por abajo, remates de cerca, de largo, pegaron balones en los postes y otros fueron rechazados por el partidazo del portero Luis Torres, no había por donde, el muro guadalupano seguía en pie.

Daba la impresión que a los morados no les quedaba más remedio que conformarse con un punto, ante un rival que tenía la puerta bien cerrada, con tres candados y remachada puramente como "La Puerta Negra" de Los Tigres del Norte.

A los 45 minutos, cuando terminaba el primer tiempo, Guadalupe se quedó con diez por la expulsión del argentino Lautaro Ayala, en una barrida innecesaria, lo que provocó que Guadalupe se tirara atrás completamente. Las llegadas al marco de Kevin Briceño fueron contadas con los dedos de una mano en todo el partido, eso sí, cuando llegaron lo hicieron con verdadero peligro.

La "S" no tenía más opciones, pintaba a esas mejengas en las que no se le anota ni a un arcoiris y cuando cayó ese señor baldazo en los últimos diez minutos, peor, porque iba a complicar más el asunto, pero al final la lluvia terminó siendo aliada.

Con la cancha mojada, la pecosa corre más y el agarre de los jugadores con el zacate es peor, por lo que es fácil resbalarse, como le pasó a Marín en la jugada que definió el partido.

Los futbolistas del conjunto visitante no andaban tacos para jugar en lluvia confesaron al final del partido, lo que facilitaba las caídas.

El centro de Ulises Segura al área parecía uno más de los que rechazó la zaga guadalupana, pero para sorpresa de todos Erick se cayó y dejó solo a Moya frente al marco, quien tuvo la calma para aprovechar el momento, matar el partido y de paso conseguir su primer gol en nueve meses y liberar mucha frustración que traía por dentro.

La frustración salió de un cuerpo para meterse a otro, dado el caso de Marín, todo un líder del cuadro josefino, quien luego del gol, solo atinó a quedarse hincando con la cabeza abajo viendo el zacate, mientras la Cueva armó un fiestón a pesar del baldazo.

Puede que el marcador sea justo, dado que ganó el equipo que más lo intento. Los morados crearon 27 opciones, que fueron malogradas principalmente por las malas decisiones de sus futbolistas; sin embargo es imposible no pensar que el resbalón pesó mucho, porque la defensa rival no le aguantó nada al Monstruo.

Saprissa generó siempre porque la media de Guada no podía contenerlos, entre Marvin Angulo, Ulises Segura, Juan Bustos Golobio, Daniel Colindres y Mariano Torres, que jugó los últimos treinta minutos, tenían que armar algo para David Ramírez.

Cuando Watson vio que la vara estaba gacha, sacó a Golobio por Moya a los 55 minutos y ahora eran dos los delanteros que bombardeaban el muro rival, que se preocupaba por sostenerlo sin mucho tiempo para las contras.

Hay que entender a las escuadras, porque meter el bus para un equipo como Guadalupe no tiene nada de malo, son estilos, es lo que tiene y en esto cada uno hace lo que le sirve.

Si Luis Torres, con mucho colmillo, tenía que gastar valiosos segundos en cada saque de puerta por quemar tiempo, lo hacía, poco le importaba al meta que la afición morada se desespera y le mentara la madre en cada toque.

"Hay que jugar con todo eso, a veces hay que ser hasta un toque rata", dijo el portero al final del juego con mucha sinceridad.

Eso sí, no crea que Guadalupe no tuvo lo suyo, pudo hasta conseguir la hombrada de salir con los tres puntos, Daniel Quirós entró con la intención de jalarse una torta. 

Minutos antes de que cayera el gol morado, soltó un zapatazo que puso a trabajar a Kevin Briceño.

¿De que le valía a Guada "jugar bonito" y al final llevarse seis como la Grecia de Paté?, los josefinos estuvieron a un resbalón de conseguir su objetivo, pero tienen que pellizcarse porque aunque falta bastante torneo, cuando se den cuenta pueden estar coqueteando con el descenso.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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