Paté untado de humildad

El Wálter Centeno que dirige al Municipal Grecia no es el mismo que jugó por más de 17 años con el Deportivo Saprissa; lo anterior porque decidió dejar de creerse Supermán y disfrutar más cada día.

Ahora Paté está a las puertas de lograr el ansiado ascenso a la primera división del equipo de Grecia,  en apenas su segundo año como entrenador. Además,  ya tiene un título en su currículo, el de campeón de Clausura en la Liga de Ascenso. La batalla contra Jicaral-Sercoba por llegar a la máxima categoría empieza este domingo a las 11:15 a. m., en el estadio de la Asociación Cívica Jicaraleña.

–¿Cómo se explica que tan solo en dos años como técnico ya esté peleando títulos?

–Yo creo que estas son cosas que Dios se las pone a uno. Desde que salí del fútbol he estado en el anonimato y le he pedido mucho a Dios volver porque me hacía falta, se lo pedí a Él con mucha pasión para que me llegara esta oportunidad,  me llegó y tengo que aprovecharla.

Las cosas malas y buenas de la vida, así como las pruebas que Dios me pone me sirven para disciplinarme. Van a ser bienvenidas todas aquellas cosas que vengan de Dios, ya sean buenas o malas.

–¿De dónde nació ese acercamiento del equipo que dirige con Dios?

–Son cosas que he metido en mi equipo, si hay algo que me he propuesto es que el futbolista no esté pensando solo en fútbol. A veces creemos que el futbolista solo patea bola, pero no es así. Me pasó a mí, ya que vivimos de la fama y hay que tener mucho cuidado, porque cuando uno deja el fútbol desaparecen muchas cosas.

Pertenezco a un grupo bíblico y ahí he entendido que se pueden llevar las cosas de buena manera y poniendo a Dios de primero.

–¿Usted era muy creído cuando jugaba?

–Sí claro, todos los futbolistas estamos llenos de ego, todos, todos y sépalo todos, no solo Wálter Centeno.

Es el entorno, así se hacen los futbolistas. Los futbolistas quieren andar el mejor carro, la mejor ropa, la mejor novia, la mejor esposa, la mejor casa y al fin y al cabo no pasa nada. Después vienen las pruebas donde no todo es los material y es ahí cuando entran temas que son prioridad en la vida de una persona normal. Uno debe ser agradecido cuando tiene y cuando no, pero siempre hay que poner a Dios de primero para que las cosas no sean por vanidad.

–¿Fue duro para Wálter aprender esa lección?

–Sí claro, llevo cinco años y todavía me falta mucho.

–¿Valora ahora más las cosas?

–No solo en la vida profesional, sino también en lo cotidiano porque cuando era futbolista solo pensaba en mí y me olvidaba de la persona que dormía todos los días a mi lado. Era un mundo diferente y uno cree que todo era fútbol, pero no lo era así.

–¿Cómo vive su regreso a la vida pública?

–Ya no me afano mucho porque sé que todo es momentáneo, me enfocó en las cosas diarias y no en figurar. Siempre fui un tipo reservado y ahora seré igual, pero más tranquilo, sabiendo que hay cosas que me interesan más. Este es mi trabajo nada más, así que trato de hacer las cosas no para agradarme a mí, sino a los que están a mi lado, uno tiene que ir pensando en de otra forma.

–¿Pero cómo le va en la calle porque a usted lo siguen queriendo y le demuestran  admiración?

–Gracias a Dios uno se ganó ese respeto y la gente lo ha valorado, lo cual agradezco enormemente, siempre he sido un fiel creyente de que tengo que dar lo mejor porque ellos esperan lo mejor. En mi etapa como técnico quiero brindarles lo mejor porque el estándar subió y siempre hay mucha expectativa por lo que hace Wálter Centeno, así que hay que mantener un perfil adecuado, pero sin tanta obsesión.

–¿Cree que los morados le están haciendo números para que sea su técnico?

–Saprissa ha sido mi universidad en el fútbol, Saprissa me dio muchas cosas, es un sentimiento, es mi familia. Ahora me ha tocado estar afuera, pero siempre está en mi corazón. Como profesional sé que en cualquier momento puede llegar la oportunidad y bienvenida sea. Si en los caminos de Dios está que sea entrenador de Saprissa en algún momento, con mucha más razón voy.

–¿Lo relaja poner su vida bajo la voluntad de Dios?

–Claro,me quita la presión porque antes creía que todo era yo, pero hay alguien que tiene que guiar las cosas y es por eso que ahora estoy tratando de dejar todas las cosas en manos de Dios, que Él dirija las cosas, yo no.

–¿Entonces ahora disfruta más?

–Claro,ahora vivo más relajado, cuando salgo a la cancha digo que sea lo que Dios quiera.

–¿De cuál técnico aprendió más en su carrera?

–De todos he aprendido, ya que fueron 20 años de experiencia. A veces dicen  que uno no tiene experiencia, pero vean a Zidane, va por su segunda Champions y no tiene 20 años de dirigir, pero pasó 20 años de su carrera en un camerino, conviviendo con jugadores y entrenadores.

A título personal ya sabía que me gustaba esto (dirigir), ya lo iba viviendo de jugador y fui aprendiendo de cada uno (técnico), para ir forjando mi forma de pensar y de ver el fútbol.

–¿Hubo algún momento que lo marcó para decidirse a ser técnico?

–Cuando jugaba todo el mundo me decía que yo era como un director técnico porque pasaba regañando a todos, eso es un don que vino de Dios. Empecé a sentir esas sensaciones y ya retirado me quemaban  los pies por jugar, pero ya no podía hacerlo por lo que entonces me quité la resaca siendo técnico.

–¿Qué le dejó su primer año como técnico con Puntarenas FC?

–Aprendizaje, en Puntarenas implementé mi idea, pero la verdad no creyeron en mí como suele pasar en el fútbol de Costa Rica. Llegué a Grecia, montamos el proyecto y no tuve reunión con ningún dirigente. Los directivos se ponen nerviosos porque andan buscando resultados, pero eso no es así, en el fútbol hay que creer fielmente en el entrenador siempre y cuando cumpla con los requisitos y no quitar al técnico porque perdió tres partidos, es muy feo dirigir así porque no se disfruta.

–¿Qué sintió cuando llegó a Grecia como ganador del título de Clausura?

–Para mí fue una experiencia más porque gracias a Dios lo viví como jugador. Mi satisfacción fue ver a mis jugadores festejar porque son chicos que apenas están apareciendo.