El Novelón

Homicidio del peluquero más famoso de San José se quedó sin justicia, aquí le contamos por qué

Su socio fue encarcelado como sospechoso del homicidio.

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El peluquero más famoso de San José, en el inicio de la década de 1970, fue asesinado, pero su crimen no tuvo justicia, ya que el mismo día que iba a empezar el juicio, un hecho inesperado cambió todo.

En un jardín interno de la prestigiosa sala de belleza “Emil”, encontraron el cadáver del franco - canadiense George Emil Hout Duchesne, de 32 años.

El calendario del salón estaba marcado en la trágica fecha, el 29 de mayo de 1975. El famoso negocio se ubicaba en calle 5, entre avenida 5 y 7 de Chepe, muy cerca del parque Morazán.

Desde afuera de la peluquería se observaba una estilizada cabellera, pero el cuerpo solo estaba cubierto por un pantalón y unas tenis, y la Policía lo identificó como el dueño del salón.

Aquel asesinato estuvo en boca de todas las señoras adineradas de aquel tiempo, pues ellas eran quienes frecuentaban el salón.

El criminólogo Gerardo Castaing breteaba en aquel entonces en la Dirección de Investigaciones Criminales y recordó que “Emil”, como todos le decían, salía en anuncios de televisión, periódicos y distinguidas revistas, junto a su socio, un hombre de apellido Thibodeau, de 41 años.

Ellos eran unos “influencers” de aquella época, porque desde que llegaron al país en 1971 trajeron unas medias de nylón de marca Cristal, pantis que hacían a las señoras lucir las piernas como de película, aquel producto era el sueño de todas las damas.

Un corte de pelo en el negocio de “Emil” valía ¢75, lo que equivale ahora a unos ¢16.000. Otro de los negocios que daba muchas ganancias al extranjero era la técnica para alisar cabello, incluso en las afueras de su salón muchas veces se hacían filas de clientas esperando por un turno.

Pero, ¿qué sucedió aquella noche de jueves en que se celebraba el Corpus Christi?

Cuando los agentes de la Dirección de Investigaciones Criminales llegaron al amplio y lujoso salón encontraron a Thibodeau, quien poco antes había llamado a la recepción del edificio Solera Bennet, cerca del Parque Morazán, lugar donde ellos alquilaban un apartamento, para pedir al guarda que les mandara una patrulla pues algo estaba sucediendo en el negocio.

Cuando los investigadores llegaron, en el salón había un gran desorden, botellas de birra y vasos de tragos regados por todas partes, algunas de las botellas estaban quebradas.

Thibodeau declaró a la Policía que cuando llegó encontró a Emil con una manguera arrollada a su cuello, esta le daba tres vueltas, por lo que trató de ayudarlo, él estaba de puntillas y a cómo pudo lo bajó, pero ya no había nada que hacer.

La víctima tenía varias marcas en el cuello que le llegaban hasta las orejas.

”Cuando llegamos encontramos el cuerpo, el hombre había sido ahorcado, había mucho desorden, era el dueño de un salón muy famoso en esa época, el socio era el sospechoso de la muerte”, comentó Castaing, quien tenía un año de bretear en la Dirección de Investigaciones Criminales.

El investigador recordó que el socio y amigo de Emil fue detenido mientras los investigadores se encontraban a la espera del resultado de la autopsia, pues era necesario determinar si estaban ante un suicidio o ante un homicidio, porque por la evidencia los oficiales creían estar ante una tragedia.

El dictamen del médico forense indicó que el peluquero había fallecido por asfixia y que habían rastros de consumo moderado de alcohol en la sangre, pero que esos efectos del licor no le hubieran quitado la consciencia, tal vez solo lo hicieron perder los reflejos.

El patólogo señaló que, en caso de homicidio, el alcohol pudo disminuir la capacidad de la víctima de defenderse.

Además, señaló que la posibilidad de homicidio o suicidio era casi la misma. Sin embargo, el sospechoso se quedó detenido en la Tercera Compañía de la Guardia Civil hasta que lograrán determinar lo ocurrido.

Un muchacho

Los dos hombres, Emil y Thibodeau, hicieron un testamento mancomunado pocos meses antes, en el que acordaron que todos los bienes de uno iban pasar a manos del otro cuando el primero falleciera, pero parecía que esa no era la causa.

Pero en 1974 sí empezó una bronca entre ambos que pudo llevar a ese desenlace, después de que Emil publicara un anuncio ofreciendo clases de peluquería.

En setiembre de ese año, un joven de 19 años le escribió una carta en la que le pedía una beca, pues quería aprender de él, pero no tenía como pagarle. Entre los dos socios decidieron ayudar al muchacho, por lo que tres días iría a clases y otros tres les ayudarían en el salón junto a las demás empleadas.

Thibodeau y el alumno se hicieron muy buenos amigos, situación que a Emil no le gustaba, por lo que su socio decidió despedirlo para evitar problemas.

Pero no fue necesario despedirlo, porque cuando el ya joven había terminado sus estudios, se fue de paseo con un grupo de amigos a la playa y Thibodeau lo acusó del robo de $100.

Pero los investigadores después se dieron cuenta que, a escondidas, el muchacho y el hombre siguieron manteniendo la amistad.

Cerrado

Pero volvamos al día del hallazgo del cuerpo. El salón estaba cerrado porque era feriado, pero una bomba eléctrica estaba mal y un mecánico quedó de llegar a arreglarlo. Thibodeau se encargaría de recibirlo, mientras que el peluquero se quedaría en el apartamento.

Emil llegó al salón horas después y tuvo una discusión con su socio, por lo que decidió irse, ellos habían estado tomando. Entonces el famoso joven becado llegó al ver que Emil se fue.

Los investigadores lograron determinar que el sospechoso estuvo tomando en el restaurante Jo Jo de 5:30 a 6:20 de la tarde, porque así lo declaró el administrador del restaurante, aunque Thibodeau aseguró que estuvo en ese lugar hasta las 9 de la noche. Nada de lo que le decía a las autoridades coincidía con lo que declararon los vecinos.

Cuando los investigadores empezaron a entrevistar a los testigos, según el criminólogo, el socio empezó a hundirse.

Una de las vecinas, aseguró que vio a Emil a las 7:30 de esa noche caminar hacia la sala de belleza y que inclusive la había saludo muy amable.

Otros de los vecinos aseguraron haber escuchado, antes del hallazgo del cuerpo, varios gritos de auxilio, parecidos a los que se oyeron en la mañana, cuando los socios tuvieron la primera discusión.

A Thibodeau lo tuvieron preso hasta el 17 de junio, porque su abogado ofreció una fianza, entonces lo soltaron.

Dos meses después, un juez ordenó que se realizaŕa un juicio por homicidio simple contra el socio, y dio un plazo de un año para que los investigadores recabaran más pruebas.

La fecha del juicio se fijó para el 8 de enero de 1976, pero ese día la Policía encontró el cuerpo de Thibodeu, quien había quedado a cargo del salón, en el mismo sitio donde fue asfixiado Emil.

Incluso ese día se escucharon ruidos extraños en el locak y una de las vecinas llamó a la Policía, pero el hombre aseguró que todo estaba bien y en orden, que no había nada de que preocuparse.

Cuando hallaron el cuerpo vieron que tenía un fuerte golpe en la cabeza y hasta se sospechó que fue un homicidio, pero la autopsia reveló que se trató de un suicidio ya que se había tomado un frasco de pastillas para acabar con su vida.

Con la muerte del socio, el crimen del peluquero no se pudo resolver.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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