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El fiscal Hans De la O murió haciendo lo que más le apasionaba. Siempre que tenía la oportunidad el le decía a sus conocidos que le encantaba el trabajo que hacía, pese a los riesgos que eso implicaba. José Blanco era vecino y amigo del funcionario judicial y él contó que hace algún tiempo había tenido una conversación con De la O sobre lo peligroso de su trabajo.