Farándula

Camila Parker: de la ‘rottweiller’ de  Diana de Gales a la esposa del príncipe Carlos

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Londres, 17 Ago 2017 (AFP) - El aniversario de la muerte de Diana de Gales vuelve a poner el foco en la actual esposa del príncipe Carlos, Camila, “la otra”, a la que la princesa llegó a apodar la “rottweiler”.

Durante años, Camila fue vilipendiada como una saboteadora de matrimonios que arruinó el cuento de hadas de Carlos y Diana, pero ahora goza de una aceptación relativa de los británicos.

Tras la muerte de ésta en 1997, Camila y Carlos airearon su viejo romance, al principio con discreción y luego ya abiertamente, tras su boda en 2005.

Parker Bowles se convirtió en duquesa de Cornualles al casarse con el heredero al trono y podría acabar siendo princesa consorte si su marido llega a ser rey.

Sin embargo, Camila “no tenía ninguna ambición de convertirse en princesa, duquesa, ni siquiera en reina”, escribió Penny Junor, biógrafa del príncipe Carlos, en 2015.

“Sólo quería estar con el príncipe de Gales, darle su apoyo. Su matrimonio le ha devuelto la vida” a Carlos, añadió.

Camila Shand -su nombre original- nació en Londres el 17 de junio de 1947, y recibió una crianza muy tradicional.

Nieta del noble Lord Ashcombe, alternó su asistencia a escuelas en Londres, Suiza y Francia, con la vida familiar en la mansión campestre familiar del condado de Sussex, en el sur de Inglaterra.

Atractiva y llena de confianza, Camila conoció al príncipe en un partido de polo a principios de los años 1970, y más tarde se convirtieron en íntimos, pasando tiempo juntos en los apartamentos privados de Carlos en el palacio de Buckingham.

Sin embargo, Camila creyó que Carlos nunca le pediría matrimonio y acabó casándose con el militar Andrew Parker Bowles, con quien tuvo dos hijos.

Los sentimientos perduraron y Carlos siguió viendo a Camila tras casarse en 1981 con Diana, que, según Junor, la bautizó “la rottweiler”.

La relación se intensificó a finales de aquella década, coincidiendo con el derrumbe del matrimonio de Carlos, como probaron unas famosas y tórridas conversaciones telefónicas difundidas por la prensa entonces.

Camila y Andrew Parker Bowles se divorciaron en 1995, un año antes que Carlos y Diana.

Tras la muerte de Diana, mantuvieron la discreción pero poco a poco quedó claro que convivían como pareja.

Después de planificarlo cuidadosamente durante meses, protagonizaron su primera aparición pública en 1999.

Carlos y Camila se casaron en Windsor, donde la familia real tiene un castillo, el 9 de abril de 2005, en una ceremonia civil a la que siguió una bendición religiosa en presencia de la reina Isabel II.

Estando ambos divorciados, se debatió mucho si debían casarse por la iglesia, a la luz, en particular, del futuro papel de Carlos como Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra si asciende al trono.

Polémicas al margen, la boda -que se retrasó un día para permitir al novio asistir a los funerales del papa Juan Pablo II- atrajo a una entusiasta multitud de 20.000 personas a las inmediaciones del castillo de Windsor.

Tras la boda, la pareja se integró en los deberes típicos de la familia real, de las inauguraciones a las visitas al extranjero, pasando por las vacaciones en Balmoral, Escocia, mientras Camila  seguía cultivando su imagen de aristócrata inglesa, amante del paño tweed y los caballos.

Con el tiempo, se ganó el afecto de la familia real, incluyendo a los hijos de Diana, Guillermo y Enrique.

“Los chicos querían a su madre y sabían lo que pensaba de Camila, pero, al mismo tiempo, se daban cuenta de que su padre se había sentido solo y de que esta mujer alegraba su vida”, escribió Junor en el Daily Telegraph en el 10º aniversario de su boda.

Redacción

Redacción LT

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