Nacional

Al hotel Playboy Costa Rica solo le faltó que lo visitara Hugh Hefner

Franquicia fue un pegue en el país

EscucharEscuchar

El Hotel Playboy Costa Rica fue tan fino, exclusivo y chuzo que podemos concluir que lo único que le faltó fue la visita de Hugh Hefner, creador de la revista y marca del conejito.

Sí, aunque muchos no lo sepan o no lo recuerden, en Tiquicia hubo un hotel Playboy y fue uno de los mejores hoteles y clubes que ha tenido este país, hasta la fecha.

Por eso, a cinco días de que se cumpla el primer mes de la muerte de Hefner, vamos a recordar este monumental club y hotel que marcó una época en el país.

Fue inaugurado en 1980 por Santiago Quesada, un costarricense que, según la gente que lo conoció, era como el Hugh Hefner tico.

Quesada, quien ya falleció, se fue para Las Vegas, Estados Unidos y se trajo la franquicia y construyó el hotel en La Sabana, específicamente donde actualmente es el hotel Crown Plaza (antiguo hotel Corobicí).

Aunque no se conocen detalles de la negociación, ni cuánto le pudo haber costado la iniciativa, es casi un hecho que Quesada tuvo que haberse reunido con Hefner para traerse la marca para Costa Rica.

Quesada iba a montar únicamente un club, sin embargo, como en aquella época la industria del turismo empezaba a despuntar, aprovechó que los bancos estaban tirando la casa por la ventana con los préstamos para la construcción de hoteles, por lo que el empresario, ni lerdo ni perezoso aprovechó para ampliar el proyecto.

Leonel Obando, músico y amigo de Quesada no recuerda la fecha exacta de la inauguración del hotel, pero lo que nunca va a olvidar fue esa noche como tal.

Obando era el líder de la banda Opus 4, conjunto que inauguró el hotel en 1980 y que se mantuvo como banda principal de los eventos de ese lugar hasta que cerró en 1985.

"Esa inauguración fue increíble, fue una fiesta a todo dar, había todo tipo de comidas y bebidas, nosotros comenzamos a tocar a las ocho de la noche y terminamos a las seis de la mañana del otro día. La gente iba muy elegante, de corbata o casual".

"Tuvo shows internacionales todos los meses, que traían desde Las Vegas, tenía un buffet de 50 metros de largo y había un negro altísimo que lo recibía. No había un hotel con ese lujo y no hay ninguno actualmente con el lujo que ese tenía", recordó Leonel.

Uno de los shows más sonados fue cuando vino Julio Iglesias a cantar; sin embargo, Obando dice que aunque fue bien tuanis alternar tarima con el español, la mejor fiesta fue la del primer Año Nuevo que se festejó ahí.

"Ese día Santiago llegó y nos dijo que si parábamos una hora para pasar el equipo a la piscina, día tocamos hasta las 3 de la tarde del 1° de enero y la fiesta había empezado el 31 a las 9 de la noche, terminamos tocando en la piscina con toda la gente que quedó enfiestada porque Santiago era muy fiestero", contó.

Uno de los atractivos más grandes del hotel era, por supuesto, las famosas conejitas.

Aunque todas eran ticas, Obando recuerda que todas fueron entrenadas por conejitas que traían de Estados Unidos para que les enseñaran tips.

Todas las conejitas eran bien guapas, usaban el tradicional traje con orejas y colita y tenían prohibido salir con los clientes.

De hecho, eran tan rigurosos con eso que si se daban cuenta que un cliente se trataba de sobrepasar con una conejita lo echaban del hotel y si los descubrían saliendo juntos echaban a la conejita del trabajo.

"El hotel era muy fino, no era para nada vulgar, por eso se respetaba tanto a las conejitas. De hecho la gente que iba ahí era lo mejor de San José, iba la gente de más plata, por lo mismo", comentó Obando.

Las conejitas eran tan chineadas que trabajaban dos horas y después de eso se iban a descansar a un espacio exclusivo para ellas porque era muy cansado caminar con los tacones tan altos que les ponían.

Aunque el club era el mejor de Costa Rica y cuidado y no de Centroamérica, ese reino de conejas no duraría mucho.

Cinco años después de ser fundado el precio del dolar se disparó e hizo que Quesada no pudiera continuar pagando el préstamo, por lo que un banco estatal terminó quitándole la estructura, la cual funcionó unos cuantos meses más con el mismo nombre hasta que un empresario japonés compró el hotel y le cambió el nombre a Corobicí.

La noticia le partió el alma a Obando, quien vivió ahí sus mejores años como artista, pues asegura que ahí llegó a tener el mejor contrato de su vida.

Sin embargo, asegura que el cierre de la franquicia no lo afectó porque más bien, gracias a ese hotel a él le salió un brete en Panamá.

El 27 de setiembre de este año se dio a conocer que Hugh Hefner, creador de la revista y marca Playboy falleció a los 91 años, noticia que tocó algunas fibras de Obando.

"Claro que su muerte me recordó todo, me hubiera encantado conocerlo porque me parecía una persona muy interesante, no tanto por la mansión y las conejitas, sino por la revista que tenía fotos de desnudos muy artísticos, no era nada vulgar, igual que el hotel. De hecho, podríamos decir que lo único que le faltó a ese hotel fue que viniera Hugh Hefner", aseguró el músico.

Marcelo Poltronieri

Editor web, acomodador del periódico impreso y uno de los encargados de los posteos en las redes sociales de La Teja. Ha trabajado en Grupo Nación desde el 2012 en distintos productos y secciones. Es bachiller en Periodismo y licenciado en Producción Audiovisual en la Universidad Federada San Judas Tadeo.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.