Entre el 2013 y el 2019 los grupos organizados en torno a determinados reclamos dejaron de utilizar los métodos tradicionales de protesta y negociación para adoptar el enfrentamiento como medio de presión. Cierres de vías y obstrucción del tránsito están entre los recursos preferidos, dice el Estado de la Nación.
Métodos respetuosos de la ley y los derechos ajenos, como manifestaciones y marchas, pasaron a segundo plano. Y es que los bloqueos son fáciles de organizar.
El informe invita a reflexionar sobre la reacción del Estado ante las presiones ilegales. El estudio apunta a un rotundo fracaso del apaciguamiento. Hay un momento para la firmeza, pero una y otra vez el Estado costarricense se palanganea y abre las puertas al diálogo con personajes llenos de exigencias absurdas, que todo lo rechazan y nunca dan soluciones.
A la Casa Presidencial han entrado toda clase de bichos, hasta Medse, la triste organización estudiantil que, sin saber por qué y argumentando tonterías como el espionaje con drones por el Ministerio de Educación, organizó cierres de vías en todo el país.Y hasta los traileros, sin tener motivo alguno, obligaron a la salida del exministro de educacion Edgar Mora.
Para contrarrestar esta dañina tendencia hay que amarrarse los pantalones y no negociar mientras las medidas de presión se mantengan, sumada la oportuna decisión de levantar los bloqueos y presentar a los seudolíderes y políticos fracasados ante la justicia, que debe actuar con firmeza. El país no puede estar sujeto a los dictados de movimientos baratos y fáciles de organizar gracias al pequeño número de participantes necesarios.