Nacional

Pícnic con la Negrita

Romeros bien preparados después de la caminata

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El grupo conformado por Elvetia Agüero, Zulay Sandí y Ofelia Cambronero viajaron desde Orotina a Cartago en una excursión para visitar a la Virgen de Los Ángeles.

Este trío de devotas, pero también alegres señoras viajaron bien preparadas, a la casa de la negrita llegaron con yodito, jugo, huevos duros, frijolitos licuados, tortas de huevo, sánguches y tortillas caseras y organizaron un pícnic con la patrona de Costa Rica.

Ellas son parte de los cientos de fieles pertenecientes a la diócesis de Alajuela, la cual era la encargada de dirigir el segundo día de la novena de preparación para la fiesta a la Virgen de Los Ángeles.

El transporte las dejó en Las Ruinas de Santiago apóstol en el centro de Cartago y de ahí caminaron con mucha fe hasta la Basílica de Los Ángeles.

Fue Zulay la que se empunchó en la madrugada preparando semejante manjar y luego de la visita y las respectivos agradecimientos a la Negrita, le dieron rienda suelta al diente.

“Hace uno meses falleció mi esposo y le pido (a la Virgen) que me ayude con esto que estoy pasando y por la soledad que siento”, contó entre lágrimas Zulay.

Las señoras se sentaron bajo un frondoso árbol para conversar, comer y ver la gente pasar. Aprovecharon al máximo el día, pues regresaron a su pueblo hasta las 3 de la tarde.

“Vengo con mucha fe a pedirle por una sobrina que la van a operar urgentemente de la vista y se que la Virgen la va a sacar con bien”, dijo con mucha fe doña Ofelia.

Las mujeres contaron que es la primera vez que viajan de esa forma, ya que otros años han hecho la romería.

No era la única excursión en Los Ángeles, también observamos a Gerardo Román y su hermana Martha Iris, quienes llegaron de Grecia, Alajuela en un bus con 70 pasajeros.

Ellos venían rezando el rosario y dieron gracias a Dios y a la Negrita por los favores que les han concedido.

“Tuve un problema muy grave de diabetes y me encomendé a Ella y por dicha salí bien. Además, cuando tenían 9 años sufrí un accidente; le fui a dejar café a mi papá y pasé por una máquina de un trapiche. Me agarró la manga del abrigo, la máquina lo enrolló y me amputó el brazo”, contó Gerardo.

Sin embargo, ese accidente no le bajó el ánimo y dice llevar una vida normal, gracias a las peticiones a la Negrita.

“Somos muy religiosos, todos los día le doy gracias a Dios y a la Virgen” , aseguró muy alegre Gerardo.

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