Cuando alcanzas el éxito es más fácil caer duramente que mantener el éxito. Tendemos a volvernos orgullosos y olvidarnos de Dios, cuando hacemos esto, el éxito se desmorona.
Si has pasado por esta situación, el primer paso a tomar es absolutamente crítico.
La Biblia dice: “¡Mira hasta donde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré a ti…” (Apocalipsis 2:5).
Si te estás enorgulleciendo, debes arrepentirte. Esto significa que debes cambiar tu mente. Tienes una forma de ver tu vida y ahora vas a tener otra diferente.
¿Por qué arrepentirse? La humildad es una elección. Nunca se nos dice en las Escrituras que oremos pidiendo a Dios que nos humille o que nos haga humildes. Esto es algo que tú mismo debes escoger.
La Biblia dice: “Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor”, 1 Pedro 5:6.
La humildad es una elección.
Y esta es la diferencia entre orgullo y humildad. Orgullo es cuando acepto el crédito por las cosas que Dios y otras personas hacen a través mío y para mí. Humildad no significa pensar menos de ti mismo. Significa pensar más en los demás y en Dios.
Si has experimentado algún éxito y estás comenzando a ponerte orgulloso, arrepiéntete, ¡ahora mismo! Cambia tu perspectiva de quién eres y de dónde viene tu éxito.
La Biblia dice: “Aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.” (Mateo 23:12).
Reflexiona sobre esto:
¿Has visto cómo el orgullo causa problemas en alguien a quien aprecias?
¿Te parece que eres demasiado susceptible al orgullo en ciertas áreas de tu vida? ¿Por qué crees que es así?
Considera en oración: ¿Necesitas arrepentirte del orgullo en tu vida?