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"Soy una mujer de 24 años, fui abusada por mi padrastro cuando niña y parece que mis dos hermanas también. Se lo contamos a mi madre, él pidió perdón y se congregó en una iglesia cristiana y dice que eso fue que se le metió el diablo, que no lo volverá a hacer. ¿Usted me puede decir si eso se cura realmente? Porque ahora mi hija de dos años la cuida mi mamá, mi padrastro continúa en la casa y me da miedo que le suceda lo mismo".
El abuso sexual infantil es cualquier conducta sexual mantenida entre dos personas, una de ellas menor y en la que existe una posición de desigualdad, en la que el menor es utilizado para la estimulación sexual del ofensor.
Es una de las más graves violaciones a los derechos humanos ya que se ataca la integridad, dignidad y autoestima de las víctimas. Lo más doloroso es que se mantiene en la clandestinidad de la cultura del silencio, se convierte en el secreto mejor guardado por las familias, dando justificación y razonamientos ilógicos a los actos, como en su caso el diablo. Entonces la culpa no es de el padrastro fue el diablo, esta justificación lo libera de la cárcel y le permite continuar con el abuso.
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El que vive, conoce o se da cuenta de un abuso sexual debe denunciarlo, porque de lo contrario es tan culpable como el abusador.
Las investigaciones con ofensores sexuales demuestran que difícilmente se apartan de estos patrones de conducta y, por el contrario, tiende a repetirse.
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No debe dejar a su hija en el mismo espacio del abusador, recuerde que en Costa Rica existe un marco legal, para el desarrollo, protección y atención integral de la niñez y la adolescencia, léalo, la Ley la ampara.
