Pepe Grillo se aburrió de Pinocho y ahora se metió de lleno a trabajar con los deportistas, los ayuda a ponerse pochotones por medio de barritas energéticas Gricket House, que están hechas con polvo de este saltarín insecto.

Desde hace más de un año, Andrés Muñoz y su novia, Mónica Solano, trabajan en la elaboración de este singular producto que permite satisfacer las necesidades nutricionales de quienes lo consumen, pero con ese ingrediente particular.

Gricket House se prepara con semillas, arroz inflado, la proteína de grillo hecha polvo y además tiene una cubierta, ya sea de chocolate amargo, chocolate blanco, piña colada y mantequilla de maní. ¡Es delicioso!

“Decidimos hacer barritas porque sabemos que son muy consumidas por los deportistas, las utilizan para comer, ya sea antes o después de la actividad física que realizan y además, porque es un producto que se puede llevar fácilmente a cualquier lugar y es fácil de comer”, comentó Andrés.

Además de deliciosas, las barritas son buenísimas porque los grillos están volando en aportes, por ejemplo, tienen el doble de proteína que el pollo, 10 veces más vitamina B12 que el salmón, tres veces más potasio que el banano, tres veces más hierro que la espinaca y aportan el doble de calcio que la leche, en dos platos los grillos son puro poder.

Crear algo diferente

La idea de crear las barritas nació gracias a un curso adicional que llevó Andrés en la UCR.

"Soy estudiante de Contaduría Pública y tenía que llevar un curso diferente al de la carrera, por lo que llevé Fundamentos de Biología. Fuimos al Museo de Insectos y nos explicaron cómo los insectos, a través de sus nutrientes, pueden ayudarle al cuerpo.

“Entonces se me ocurrió preparar algo basado en grillos, conversé con el biólogo y estuve capacitándome durante un año y probando poco a poco logramos construir un producto amigable de consumir”, añadió.

Andrés expresó que no sabían preparar las barritas, por lo que todo el proceso fue de prueba y error. Los equipos que tenían para cocinarlas eran artesanales y las primeras barritas las hacían en “pyrex” y luego adquirieron unos recipientes a la medida y una máquina para sellar los empaques.

¿Cómo las hacen?

La proteína de grillo se extrae de una raza de estos animalitos llamada acheta domesticus.

“Los primeros grillos los conseguimos en el Museo de Insectos y luego logramos reproducirlos y ya contamos con nuestra propia guaca.

"Los grillos los encerramos en una cajita de plástico, la misma se rellena con cartón de huevos para establecer su territorio y después de los 3 meses (donde ya están en su etapa madura) están listos para ser utilizados”, explicó.

Cuando los grillos ya están un poco grandes los convierten en polvo. Esto lo logran congelando a los insectos para que no sientan dolor, una vez congelados se les produce un choque de calor y se hierven, posteriormente se deshidratan y una vez que fallecen, se pulverizan con un procesador.

“Las barritas se hacen mezclando semillas como maní y almendras, arroz inflado, el polvo de proteína de grillo y se le pone una cubierta. Tenemos 4 sabores para la cubierta”, manifestó.

La primera cubierta que usaron fue la de mantequilla de maní porque a esta pareja de pulseadores les gustaba el sabor.

Luego incorporaron la de chocolate blanco, después, la gente les pidió un sabor neutral como el chocolate amargo y los consumidores pidieron alguna fruta y por eso escogieron la cubierta de piña colada.

“A la gente le gusta más la barrita de chocolate amargo. Las barritas se preparan para que sean consumibles hasta dos meses después, hoy puedo comprar una y mantenerla en la refri o en un lugar donde no le pegue el sol directamente”, expresó.

En crecimiento

El joven estudiante comentó que al inicio producían 10 barritas por semana y en este momento elaboran dos mil al mes.

“Al inicio pensamos que sería difícil, pero poco a poco logramos que las personas fueran más abiertas a comprar las barritas. Muchos creen que el grillo saldrá del empaque, pero les logramos explicar sobre el proceso para obtener los nutrientes y los clientes quedan satisfechos con el sabor. Estamos logrando el cometido, la demanda nos sobrepasa”, dijo.

Actualmente, las barritas se venden en 33 establecimientos, dentro y fuera del Área Metropolitana. Si las barritas las compran directamente a Andrés y Mónica, tienen un costo de ¢1.500 cada una, pero si lo hace en alguno de los locales puede salir entre ¢1.800 y ¢2.000.

“Si nos las piden a nosotros, les vendemos mínimo 4 barritas. Tenemos un plan de expansión, para exportar a Estados Unidos y otros países de Centroamérica y Sudamérica y a nivel local, queremos entrar a las principales cadenas de supermercados”, comentó.