Criar a los niños sin humillaciones es una de las mejoras formas de dar bienestar los hijos.
Lo ideal es cuidarlos sin herir su forma natural de ser. Las primeras heridas aparecen entre los seis a ocho meses y dos años, cuando los bebés buscan autonomía como comer solos y los irrespetan forzándolos a coger bien los cubiertos o darles más alimentos de la cuenta o tragar algo que no les gusta.
El proceso del control de esfínter suele ser otro aspecto de herida de humillación, cuando los pequeños son castigados, ya sea porque los obligan a controlar sin contar con la madurez o los dejan sucios por negligencia. Ambas cosas lastiman sus funciones naturales.
Luego, conforme van creciendo se les dicen cosas feas cuando están sucios, mal vestidos, se burlan de ellos o los comparan delante de otros adultos o familiares.
A nivel sexual les pegan o los regañan cuando descubren placer con sus genitales y se masturban. Se acostumbra decirles malos, cochinos, sinvergüenza o cualquier calificativo que los hiera. Es más delicado cuando un adulto abusa sexualmente y amenaza con hacerle daño a alguien que es significativo para el niño.
La idea que van teniendo los niños heridos por humillación es que deben vivir eternamente con vergüenza y culpa de ser como son. Que no merecen ser amados por nadie más. Sobre todo si las humillaciones vienen de madres encargadas del cuidado físico pero que en fondo rechazan a sus hijos, o están cansadas de criar, así que dicen cosas feas, descalifican, se muestran impacientes, gritonas, les pegan la bañarlos, peinarlos o vestirlos. Además expresan que sus hijos les estorban, le quitan tiempo, o bien que mejor no los hubieran tenido.
Cuando estos niños se hacen grandes asumen comportamientos autodestructivos desordenes alimenticios, y sexuales. Hacen grandes sacrificios sin importar qué. Buscan constantemente que otros le devuelvan la dignidad que perdieron con sus padres y por eso aguantan que su pareja los siga humillando como en la infancia.
Se dice que son personas que tienden a ser masoquistas, aunque sea de manera inconsciente. Buscará dolor y humillación en casi todas las relaciones, para tratar de entender a sus padres quienes le enseñaron esa forma de vivir tan pobre y triste. Se hará daño, no importa cuánto éxito alcance.
Dar un trato digno a los hijos es lo correcto. Aunque sean pequeños e indefensos todo lo sienten y todo lo captan. El remedio infalible: EL AMOR.