Hace un año que la vida de don Calixto Muñoz Alfaro cambió profundamente.
Él es uno de los 15 sobrevivientes del trágico accidente de bus ocurrido en Cinchona y que cobró la vida de 15 de sus amigos. Tanto ha cambiado la vida de don Calixto, de 72 años, que actualmente no puede poner ni un pie en un bus.
A un año del accidente don Calixto dice sentirse mucho mejor, pero cuenta que aún hay heridas que el tiempo no ha sanado.
Muñoz, quien fue docente de la Universidad Nacional, recuerda el accidente como si hubiera sido ayer. Para él es difícil borrar de su mente las escenas de angustia y dolor que vio aquel 20 de octubre del 2016.
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“Verse de pronto en un hueco dentro de un bus despedazado con gente muerta y gente herida alrededor es algo que nadie se espera. Yo tuve la oportunidad de agarrarme bien y ponerme en posición fetal. Ya cuando vi que el bus iba hacia el abismo me dije: ’no me quiero morir aquí”, dijo.
Don Calixto fue rescatado y llevado primero a un centro médico en Ciudad Quesada y luego al hospital de Heredia, donde permaneció hospitalizado varios días.
Dice don Calixto que sus heridas físicas han sanado, pero hay secuelas emocionales que no logra superar del todo.
“No he vuelto a pasar por el lugar donde sucedió el accidente, ni creo que pueda pasar nunca más por ahí. Para mí es algo muy difícil, cualquier cosa que me lleva a ese lugar la rechazo. Tampoco puedo subirme a ningún bus, eso es algo que tampoco voy a volver a hacer nunca”, dijo.
Esta misma situación (no poder usar buses) hizo que don Calixto decidiera aprender a manejar de nuevo, aún cuando sentía mucho miedo al tomar velocidad o acercarse a una curva muy cerrada.
Meses muy complicados
Aunque actualmente don Calixto se ve muy bien, cuenta que su recuperación fue un proceso muy difícil. Tuvo que llenarse de coraje para luchar contra las heridas y el miedo, que lo querían alejar de la vida que había tenido antes del accidente.
“La recuperación fue muy lenta. Tienen que hacerte de todo, bañarte, darte comida, de todo. Estuve inmóvil en una cama por dos meses hasta que yo mismo hice mucho esfuerzo físico y mental. La parte psicológica estaba muy afectada, hice todo un esfuerzo para seguir adelante y lo logré. Ya al poco tiempo empece a caminar”, explica.
Aunque el mayor esfuerzo por salir adelante lo hizo él mismo, destaca que contó con la ayuda de muchas personas, por ejemplo, de integrantes de un grupo que se llama Movimiento para la Vida, en el cual aprendió de nuevo a disfrutar lo que trae la existencia.
“Por ahí de abril tuvimos la oportunidad de que la Escuela de Movimiento Humano de la UNA nos recibiera en un grupo de rehabilitación. Implica que tres días a la semana, por una hora realizamos, actividades como aqua aerobics y bailes. Eso te va dando mucha seguridad y tranquilidad porque vas socializando con otras personas que no están tan relacionadas con el accidente y que no te preguntan sobre el accidente, nada más te apoyaban”.
Don Calixto sabe que aún tiene una gran vida por delante y está dispuesto a disfrutarla al máximo, tanto por él como por sus queridos amigos que ya no están.