Atleta venezolano que murió atropellado estaba enamorado de Costa Rica

El atleta David Yanes Pacheco, de 35 años, vivía enamorado de Costa Rica. Le decía a su familia que él los iría a visitar, pero que rapidito se devolvería para Tiquicia.

Lastimosamente el sueño de este venezolano se acabó este pasado domingo, cuando un conductor de apellido Blandón, quien manejaba borracho, le quitó la vida al atropellarlo durante la Media Maratón Esencial San José.

Dennys Yanes Pacheco, hermana de David, contó que desde que él llego a Costa Rica quedó enamorado del país y de su gente, que siempre lo trató con mucho cariño.

“Él estaba muy feliz aquí. Yo le decía que ya había pasado mucho tiempo, que cuando se regresaría a lo que él me contestaba que si él iba a Venezuela era para visitarnos y se devolvía porque a él le encantaba estar en este país”, dijo la hermana.

Dennys agradeció el apoyo que ella y su hermano Jesús han recibido en estos días, especialmente por parte de Laurens Molina y su familia.

“Son pocas las personas que nos dieron la espalda, fueron muchas las que nos ayudaron. Yo voy a recordar a los costarricenses como personas de gran corazón, solidarios, porque aunque fueron pocos los que se portaron mal no podemos juzgar a justos por pecadores”, añadió Dennys.

Viaje esperado

Por su parte Jesús Yanez explicó que si todo sale bien hoy, en las próximas horas el cuerpo de su hermano David estaría siendo repatriado.

“Dios mediante si culminamos con un trámite que nos queda con el Ministerio de Salud, (el cuerpo) va a estar saliendo mañana hacia Venezuela y nosotros, por motivo del cupo en el vuelo, nos estaríamos yendo el día siguiente”.

Por su parte Laurens Molina dijo que este miércoles el cuerpo de su amigo David va a ser velado a las 6 p.m., en el templo bíblico Jerusalén, donde se mantendrá hasta las 10 p.m.

Molina dijo que espera que muchas personas puedan asistir, ojalá llevando puesta una camisa blanca y tenis.

Dennys finalizó diciendo que llevarán este caso hasta las últimas instancias por lo que dejan todo en mano de su abogado, Luis Cubillo