Sucesos

Mamá dolida se despidió de tráfico que mató a compañera y se suicidó

El cuerpo de Pedro Arce y el de la jovencita a la que él asesinó fueron sepultados este martes

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Doña Jovita Araya tiene 83 años y ya le cuesta caminar, sin embargo, sacó fuerzas de donde no tenía para ir a despedir al cementerio a su hijo Pedro Arce, el tráfico que se suicidó el sábado pasado en la noche luego de asesinar a la joven de 19 años con la que mantenía una relación.

La anciana siempre estuvo al lado del ataúd de su hijo y aseguró que pese, a lo que dice ahora la gente de él, Pedro fue una gran persona.

“Cuando me dieron la noticia de lo que había pasado para mí fue muy duro”, aseguró la dolida mamá.

Ser tráfico fue siempre la gran pasión de Pedro Arce y por eso sus familiares decidieron sepultarlo con el uniforme que lo acompañó durante los últimos 21 años.

Los amigos y familiares de Pedro velaron el cuerpo durante la noche del lunes en el salón comunal de barrio Quinto de Limón. Este martes, a las 10 a. m., se llevó a cabo una misa de despedida en la iglesia católica de la localidad y a las 11 de la mañana el cadáver fue llevado al cementerio municipal.

El cortejo fúnebre fue escoltado por una patrulla de la Policía de Tránsito de Turrialba.

Gilbert Warren, jefe de Bomberos de Limón, asistió al funeral y dijo que lamentaba mucho la muerte del tráfico.

“Yo conocí a Pedro hace unos 35 años y solo tengo buenos recuerdos de él. Siempre fue una persona amable y le gustaba mucho compartir las cosas buenas que le pasaban con los demás”, recordó el rescatista.

En el pasado Arce trabajó varios años como jefe de la Policía de Tránsito en el centro de Limón, pese a eso ninguno de sus excompañeros de esa zona fue al funeral.

El cuerpo de Crisley Martínez, de 19 años, también fue sepultado este martes, pero en el cementerio de la comunidad de Sonafluca, en La Fortuna de San Carlos.

El funeral se llevó a cabo a las 9:30 de la mañana y asistieron familiares de la joven y decenas de vecinos que se solidarizaron con los dolientes.

Rodrigo Martínez, hermano de la muchacha, dijo que ellos temían que la pareja tuviera un final trágico, como al final ocurrió.

“La verdad nosotros siempre pensamos que algo así podía pasar porque Pedro era un hombre muy violento y posesivo”, afirmó Rodrigo.

Arce se descontroló al darse cuenta de que la muchacha estaba iniciando una relación con un vecino. Para el sábado en la noche planeó una cena en la que estuvieron presentes los papás de Crisley. Después de comer el tráfico agarró el arma de reglamento, mató a la muchacha de tres balazos y luego él se disparó en la cabeza.

El día de la tragedia el oficial le cocinó pollo en salsa blanca y compró jugo de uva para cenar con Crisley, los papás de ella y un hermano de la joven que los acompañó.

El PANI había recibido denuncias de la relación entre la jovencita y el oficial en el 2015; sin embargo, la causa fue desestimada porque la joven se negó a declarar ante la Fiscalía. Además, en ese momento el que un menor de 18 años tuvieron una relación con un adulto que le llevara más de cinco años no era considerado delito como sí lo es ahora.

Por ese mismo caso Arce fue suspendido de sus labores dos meses mientras el MOPT investigó el hecho.

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