Siete de los trece candidatos a la presidencia de la República, llegaron la noche de este jueves a la Unidad de Atención Integral Reinaldo Villalobos, en San Rafael de Alajuela, no por cometer un delito, sino para afrontar un histórico debate.
Este debate fue organizado por el Centro de Investigaciones en Estudios Políticos (CIEP) y es el primero que se lleva a cabo dentro de un centro penal.
Los candidatos estuvieron muy bien cuidaditos, pues fueron sentados en el centro del gimnasio de la nueva unidad de atención integral, la cual fue inaugurada en junio de este año, mientras eran custodiados por más de 25 policías penitenciarios, que pasaban vigilando cada movimiento de los más de 300 reos que participaron en la actividad.
A la cita llegaron los candidatos presidenciales: Antonio Álvarez Desanti, del Partido Liberación Nacional; Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana; Rodolfo Hernández, del Republicano Socialcristiano; John Vega, del Partido de los Trabajadores; Sergio Mena, de Nueva Generación; Óscar López, del Partido Accesibilidad Sin Exclusión y Fabricio Alvarado de Restauración Nacional.
Se quitaron el tiro
En la mesa de debate se sintió el vacío de varios de los candidatos, quienes por aparentes compromisos dejaron a los privados de libertad plantados.
Los que se quitaron el tiro fueron Otto Guevara, del Movimiento Libertario; Mario Redondo, de Alianza Demócrata Cristiana; Juan Diego Castro, del Partido Integración Nacional; Stephanie Campos, de Renovación Cristiana; Rodolfo Piza, del Partido Unidad Social Cristiana y Edgardo Araya, del Frente Amplio.
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Algunos internos como doña Rita Badilla, de 66 años, dijeron que los candidatos no fueron a la cárcel porque tuvieron miedo a las preguntas que les habían preparado.
La mayoría de preguntas que hicieron los presos estaban relacionadas con el hacinamiento carcelario, las pensiones alimentarias y el concepto que tenían las candidatos sobre ellos, en donde todos coincidieron que los veían como una población que ha sido abandonada por la sociedad.