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El próximo lunes se inicia el juicio de fondo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Amhrein y otros contra Costa Rica, que toca dos temas de mucha importancia en Costa Rica.
Uno el derecho a un recurso que permita a la persona que resuelve el estudio integral de la sentencia, es decir, determinar si los hechos y la prueba han sido dictadas por el juez inferior con el respeto del debido proceso y por un juez imparcial.
El otro tema que se debate son las condiciones carcelarias de hacinamiento, alimentación y situación de todas las personas privadas en libertad en Costa Rica.
Actualmente existe la imposibilidad que una persona que es juzgada sin defensor eficiente o que estuviera en el proceso sin defensor pueda revisar su sentencia si es condenado en ésta situación. Al haberse eliminado tanto en forma constitucional como en la revisión de sentencia dicha posibilidad, basta con que una vez condenado se cumpla el plazo de los quince días sin impugnar para que ejecute su sentencia completa así sea inocente.
Ese es un error (u horror) existente con la modificación a la legislación procesal penal costarricense, donde también se modificó para que la admisibilidad de la casación, quede en manos de la presidencia de la Sala Tercera, que revela índices nunca antes visto en los últimos cinco años.
No menos feliz resulta el que una persona pueda ser juzgada hasta cuatro veces, como una pelota de ping- pong, porque es admisible al Ministerio Público equivocarse todas las veces que quiera.
Espero que esa oportunidad que se le da a Costa Rica de retomar sus fallas permita avanzar en el país en la democracia y tratamiento de derecho penal y la criminalidad.
