Voces le ordenaron matar a su mamá

Impactados quedaron quienes llegaron al juicio por el asesinato de una mujer, por parte de su hijo,  después de escuchar que lo hizo porque  “unas voces se lo ordenaron”.

El sospechoso del homicidio, cuyo debate se inició este lunes en los Tribunales de Heredia, escuchaba esas voces desde los 17 años y nunca había recibido ningún tratamiento. 

El violento crimen ocurrió el 25 de octubre del 2016, en el barrio San José en La Ribera de Belén, en Heredia. Ese día, el acusado de apellidos Franco Guzmán, quien ahora tiene 29 años, estaba en su casa junto a su mamá la costurera Alexia Guzmán Rodríguez, de 49 años. Eran las 5:20 p.m.  y el hijo menor de Alexia había salido.

Los gritos desesperados de Alexia alteraron la tranquila tarde de ese martes y avisaban a los vecinos de que algo terrible había ocurrido, por lo que corrieron junto a un policía municipal que estaba cerca para botar el portón y   poder auxiliarla.

Franco había golpeado con una mancuerna de 10 kilos a su madre en la cabeza y la cara. Y después le incrustó la varilla de la pesa en la cabeza. Cuando la ayuda llegó él había subido a su cuarto y se había echado en su cama como si nada hubiera pasada, miró a los vecinos y no dijo nada.

El juicio por este caso se inició la mañana de este lunes. El tribunal está integrado por los jueces Luisa Jiménez, Antonio Ortega y Marianela Vargas.

Franco llegó a la sala de juicio con una pijama celeste, de las que usan los pacientes del Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflictos con la Ley (Capemcol) que está ubicado en La Uruca y es supervisado por la Caja del Seguro. En dicho centro hay pacientes que cumplen condenas curativas y se quedan el tiempo que sea necesario. Desde que ocurrió el homicidio está internado en ese lugar.

Durante la lectura de la acusación, la fiscal del caso Elky Oviedo Alfaro detalló que Franco golpeó a su madre en 15 ocasiones y  después zafó uno de los discos a la pesa y le metió la barra metálica en el cráneo.

Oviedo comentó que el sospechoso fue sometido a cuatro pruebas realizadas por psiquiatras las que determinaron que sufre de esquizofrenia paranoide (es una enfermedad mental que puede provocar delirios y alucinaciones, además genera trastornos en la parte afectiva y de pensamiento. La fiscal explicó que esta situación hace inimputable (no se le puede acusar) a Franco, sin embargo,  debe afrontar un juicio por el delito de homicidio calificado y debería cumplir la pena como una medida de seguridad de internamiento.  

Durante el primer día de debate declararon una vecina y una hermana del sospechoso.

La vecina, de apellido Gómez, pidió a los jueces que sacaran a Franco de la sala porque sentía temor. Aunque solo lo conocía de vista, reconoció que dos veces le echó la Policía porque atacó a doña Alexia y que incluso ella le comentó a la víctima que si un día aparecía muerta había sido su hijo.

El día del asesinato ella escuchó, desde la casa de sus padres, como que alguien estaba martillando.

Gómez aseguró que la víctima insistía en que no podía abandonar a su hijo y dejarlo en la calle.

La hermana del acusado comentó que él  consumía marihuana y no terminó los estudios.  Ella y él vivieron mucho tiempo juntos porque su madre se fue a vivir con su compañero sentimental y con su hermano menor, pero tiempo después regresó. 

El hombre siempre ha sido poco sociable y se sentía rechazado, sobre todo por su mamá. Además, según consta en el expediente, nunca recibió  atención médica. En su país natal, Colombia, se le había detectado un retraso mental.

“Cuando él tenía 17 años empezó con eso de las voces”, dijo la hermana.

Durante este martes el juicio seguirá con más declaraciones de testigos, se espera que este miércoles entre en etapa de conclusiones.

La víctima y sus hijos tenían cinco años de vivir en el barrio.

La víctima