Una silla de tortura transformada en una simple mecedora, carteles con un oso de peluche representado como un guerrero y ametralladoras apuntando a paraguas son algunas de las creaciones con las que el artista chino Badiucao se burla de la propaganda de su país y a la vez se apropia de sus códigos.
La ciudad de Brescia, en el norte de Italia, inaugura este viernes la primera exposición individual del conocido caricaturista y disidente, de 35 años y que vive en el exilio en Australia, desafiando así el pedido oficial del régimen chino de cancelarla.
Esas obras están "llenas de mentiras anti-chinas" y "ponen en peligro las relaciones de amistad entre China e Italia", lamentó la embajada de China en Roma en una carta enviada el 14 de octubre a la alcaldía de Brescia.
Pese a ello, las autoridades de la ciudad, de 200.000 habitantes, no cedieron: "Nadie, ni la alcaldía de Brescia ni los ciudadanos, pensaron en algún momento en cancelar la exposición", declaró a la AFP la alcaldesa adjunta, Laura Castelletti, con tono firme.
Brescia, conocida por sus restos arqueológicos, tiene una larga tradición por haber acogido disidentes, pintores y escritores, en nombre de "la libertad artística", explicó.
Entre los últimos que ha recibido figura la artista kurda Zehra Dogan, "perseguida por el régimen turco" y que expuso allí sus obras en 2019.
Badiucao, de larga barba desgreñada, ojos risueños detrás de gruesas gafas de carey, reconoció que estaba "muy feliz y orgulloso" de que "Brescia haya tenido el coraje de decir 'no' a China en defensa de los derechos fundamentales".
Titulada "China (non) é vicina" ("China (no) está cerca"), en alusión al título de una famosa película italiana de la década de 1960, la exposición, abierta hasta el 13 de febrero, denuncia la represión política en el gigante asiático y la censura aplicada a la pandemia del coronavirus, dos temas molestos para el régimen de Pekín.
"Utilizo mi arte para mostrar las mentiras del gobierno chino, pero también rindo homenaje al coraje y a la inteligencia de los chinos, sometidos a un ambiente duro, con un gobierno autoritario", aseguró Badiucao en una entrevista con la AFP.
En 2018, la idea de realizar una exposición en Hong Kong fracasó debido a la presión sobre el artista y su entorno: "La policía de seguridad nacional llegó a intimidar a mi familia en Shanghái" y "amenazó con enviar agentes a la inauguración", contó.
Entre las obras satíricas exhibidas en Brescia y que han provocado la ira de Pekín se encuentran los famosos rostros mezclados del líder chino Xi Jinping y Carrie Lam, la jefa ejecutiva de Hong Kong, con la que quiere ilustrar cómo se ha erosionado la autonomía de la ex colonia británica.
El Partido Comunista Chino (PCC) "no tolera el poder de la creación, piensa que todos los artistas libres son sus enemigos, por eso me odia tanto", sostiene Badiucao, quien asegura que es blanco de "amenazas de muerte a diario en las redes sociales".
Otra obra muy polémica son los más de sesenta relojes rojos, pintados con la propia sangre del artista, y que según él representan los relojes que fueron entregados a los soldados chinos como recompensa por su participación en la violenta represión de las manifestaciones estudiantiles del 3 al 4 de junio de 1989 en la Plaza de Tiananmen.
La exposición también rinde homenaje a "Tank Man", el extraño personaje de camisa blanca que se enfrentó a los tanques, tratando de detener su avance armado con dos simples bolsas de basura, una imagen que pasó a la historia como emblema de la represión en ese país y que desató la condena internacional del gobierno chino.
Para el disidente, apodado, a su pesar, "el Banksy chino", no hay duda de que Pekín es también "responsable de la catástrofe que vive la humanidad" por haber retenido, según él, información crucial sobre los orígenes del virus.
Si el gobierno chino hubiera escuchado a Li Wenliang, un oftalmólogo que alertó a finales de diciembre de 2019 sobre la aparición de un coronavirus en Wuhan, "se hubiera podido detener el virus en una etapa muy temprana", sostiene Badiucao.
Ese médico, un "mártir", dice, fue amonestado por la policía que lo acusó de "difundir rumores". Poco después, en febrero de 2020, murió de covid-19.
La exposición "no tiene la intención de ofender al pueblo chino, ni a la cultura ni a su civilización", subrayó la presidenta de la Fundación Museos de Brescia, Francesca Bazoli, a la AFP.
Al exhibir estas obras, "estamos apoyando la libertad de expresión", resumió.
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