País pionero en la introducción del pase sanitario, Dinamarca acabó el miércoles con la obligación de presentarlo en muchos de los espacios públicos, a pocos días de levantar todas las restricciones.
Después de un primer test a principios de marzo en la reapertura de los parques zoológicos, el pase sanitario fue progresivamente requerido en más zonas con público de Dinamarca.
Disponible en papel o en una aplicación, su puesta en marcha se consideraba provisional, y la fecha límite para su uso se fijó en un principio para principios de octubre.
Pero, finalmente, el "coronapas", que garantizaba que la persona tenía o bien un test negativo contra el virus, la pauta completa de la vacunación o la inmunidad por haber padecido el covid-19, dejó este miércoles de ser necesario, salvo para las salas de fiesta, que abren también este mismo día.
Desde el 1 de agosto, dejó de ser necesario para acceder a museos y salas de espectáculos con menos de 500 personas.
Con el 71,6% de su población completamente vacunada, el país escandinavo de 5,8 millones de habitantes podrá recuperar pronto una vida diaria parecida a antes de la pandemia.
Para Eric Poezevara, hostelero de Copenhague, "era demasiado seguir imponiéndolo".
Torben Møhring, uno de sus clientes, nunca se opuso a enseñar su pase. "No me limita mi vida privada, no tengo la sensación de vivir en una prisión", añade.
El 10 de septiembre es la fecha escogida por el gobierno danés para terminar con todas las restricciones, después de haber acabado a mediados de agosto con la obligación de llevar mascarilla.
"La epidemia está bajo control, tenemos niveles de vacunación récord", aseguró el viernes el ministro de Salud, Magnus Heunicke, para justificar el fin de las restricciones.
Pero con cerca de mil nuevos casos al día, Dinamarca "no ha salido de la epidemia", alertó, sin embargo, el ministro.
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