Tras haber inculcado la música a sus hijos Bigflo y Oli, dos estrellas del rap francés, ahora ha llegado la hora de lanzar una carrera en solitario para "papá" Fabián Ordóñez, un exiliado argentino que estuvo mucho tiempo sin papeles.
"¡Hace cuarenta años que esperaba esto! Mis hijos han satisfecho mis sueños artísticos: fueron mis hijos quienes me empujaron, y a cantar en francés. Mis hijos son mis productores, se han convertido en mis jefes", bromea.
La canción insignia "Papa" de Bigflo & Oli puso bajo los focos a este argentino de 62 años el 9 de noviembre de 2017: sus "chicos" le dedicaron una canción como regalo de su 58º cumpleaños. Además, lo llevaron de vuelta a Argentina.
En los conciertos de sus hijos, Fabián Ordóñez ha subido a los principales escenarios franceses para entonar una copla en español en esta canción a tres voces.
Cantar ante decenas de miles de espectadores... Un sueño para este músico trotamundos y desterrado, ajeno durante mucho tiempo a las mieles del éxito.
"La gente me venía a decir: 'Pero tienes una voz bonita, deberías continuar'. Y yo pensaba en silencio: 'Mierda, hace cuarenta años que no canto'", dice con su acento argentino mezclado con las entonaciones características de Toulouse, en el sur de Francia.
Su primer álbum "El Padre" salió a finales de 2019, seguido por una serie de conciertos que quedaron frenados en seco por el estallido de la pandemia del covid en Europa. Actualmente trabaja en el segundo, que cuenta "con más creaciones que versiones", indica a AFP.
Como el colombiano Yuri Buenaventura en los años 1990, Ordóñez quiere versionar grandes éxitos franceses: "Javanaise" de Serge Gainsbourg a ritmo de salsa o "Toulouse" de Claude Nougaro en versión flamenco.
Pero también añade clásicos latinos y sus propias obras. En "Hola Hermano" admite la añoranza por su hermano que se quedó en Argentina y en "Les nuits blanches" (las noches blancas) relata la angustia al llegar a Europa, el duro trayecto del inmigrante.
Nacida en el pueblo de Realicó, donde su padre era alcalde, dejó a los 18 años la finca familiar y las extensas llanuras de la Pampa argentina. En 1978, con el país bajo el puño de hierro de la dictadura, sueña con Europa y compra un boleto a Barcelona.
Allí lleva una vida bohemia con un grupo argentino. Su especialidad, además de la guitarra, son las boleadoras, un arma e instrumento de los indígenas de la Patagonia que, en su caso, usaba para añadir un toque folclórico a sus espectáculos.
Desde entonces, la vida de este exiliado suramericano transcurre siempre con una guitarra bajo el brazo, como muestran las fotos de familia. Y transmitió esta pasión a sus hijos Olivio y Florent.
Instalado en Toulouse en 1988 tras unos años en Marsella, se casa dos años después con quien será la madre de sus hijos, Patricia, de origen argelino. Después montará el Barrio Latino, un bar de salsa que en la época se convirtió en referencia en el suroeste de Francia.
Su pequeño escenario acogió al cubano Compay Segundo de Buena Vista Social Club, antes de su hora de gloria. Bigflo y Oli tomaban los instrumentos y se divertían cantando incluso antes de tener diez años.
Después de esta época, este argentino de silueta frágil, con una boina a lo Che Guevara para disimular una melena "no muy abundante", vive como pájaro nocturno.
Se levanta "hacia mediodía", trabaja "hasta muy tarde", pero interrumpe cualquier actividad para ver, con su gato "Gato" en la falda, un partido de la selección argentina, de Boca Juniors o del Olympique de Marsella.
"Como tenía un trabajo nocturno, se ocupaba de los niños durante el día, les hacía comer, los llevaba al conservatorio", recuerda Alejandro Riquelme, guitarrista chileno y amigo desde hace 30 años que lo acompaña por todos lados, desde las pequeñas salas de Toulouse hasta el inmenso pabellón de La Défense Arena, en las afueras de París.
Cuando suben al coche, sus hijos buscan directamente la frecuencia de Skyrock, una popular radio de música urbana en Francia. Pero durante toda su infancia se sumergieron en la música latina de su padre, con quien mantienen un fuerte vínculo.
"Él será siempre mi padre y yo seré su chico. Y cuando yo tenga uno, le hablaré del mío". Es de "esos que dicen 'te quiero' sin ni siquiera hablar", aseguran Bigflo & Oli en la letra de su conocida "Papa".
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