Después de sobrevivir a una masacre, cuando las fuerzas de seguridad egipcia mataron a unas 800 personas en una manifestación islamista en 2013, 12 miembros de la cofradía Hermandad Musulmana están a la espera de cumplir su condena, la muerte por ahorcamiento.
Para sus familias, es una espera agónica, a sabiendas de que sus seres queridos podrían ser ejecutados en cualquier momento, sin previo aviso, tras agotar todos los recursos de apelación.
Mahmud y Adam, dos hermanos que hablaron a la AFP sin revelar su verdadera identidad por temor a represalias, dijeron que su incapacidad de hacer más por exonerar a su padre es motivo de ansiedad constante.
"El dolor de su ausencia ha crecido ahora que fue condenado a morir en un veredicto final, va a morir pase lo que pase. Es una situación desastrosa", comentó Adam.
Los 12 presos que aguardan ejecución están entre 739 acusados que enfrentaron un juicio masivo, condenado por la ONU como una farsa judicial.
Amnistía Internacional (AI) acusó a Egipto de usar el juicio para desviar la atención de la responsabilidad de sus fuerzas de seguridad en la matanza en la Plaza Al Adawiya de El Cairo.
"Está cada vez más claro que las autoridades egipcias quieren proteger a sus fuerzas de seguridad de cualquier rendición de cuentas por su papel en la masacre", afirmó Lynn Maalouf, subdirectora de AI para Oriente Medio y el Norte de África.
"En su lugar, las autoridades han buscado vengarse de los sobrevivientes y sus familiares", agregó.
La AFP consultó a los jueces involucrados en las sentencias, pero declinaron referirse al caso.
Todos los acusados fueron hallados culpables de los cargos en su contra sin que se estableciera su responsabilidad criminal individual.
Los cargos incluyen "armar bandas criminales", matar a policías y posesión de armas de fuego, municiones y materiales de fabricación de bombas.
Entre los condenados a muerte están varios ex altos cargos del gobierno del presidente islamista Mohamed Mursi, depuesto por el entonces jefe de las fuerzas armadas, el actual presidente Abdel Fatah al Sisi.
Sus condenas fueron reafirmadas en junio por una Corte de Casación, en un proceso final sin apelación.
"Me enteré por mi hermana y me derrumbé en ese momento. A este régimen no le importa nadie que sea de la Hermandad, piensan que está bien ejecutarlos y tirarlos al basurero", comentó Adam.
Al mismo tiempo, las autoridades dijeron que los miles de manifestantes que exigían restituir a Mursi iban armados y que su dispersión forzada era una medida vital antiterrorista.
Ningún funcionario egipcio ha sido juzgado por las matanzas.
La Hermandad Musulmana es uno de los movimientos políticos más antiguos de Egipto, pero las autoridades lo proscribieron en 2013 como una "organización terrorista".
"¿Cómo pueden de repente llamarte terrorista, sentenciarte a muerte y negarte visitas de tu familia?", preguntó Adam, a quien, como a su hermano, le han negado permiso de visitar a su padre desde 2016.
"¿Cómo pueden los gobiernos guardar silencio sobre esto? ¿O es que no importa porque es de la Hermandad? Es realmente molesto", agregó
Su hermano Mahmud calificó el juicio como una "farsa" porque su padre no pudo reunirse ni una vez con su abogado desde su arresto en agosto de 2013.
Dijo que su padre ha languidecido en confinamiento solitario por ocho años en la Prisión Escorpión.
"Ha sido muy traumático para nosotros, hemos quedado entumecidos", declaró Mahmud.
Eman, madre de dos hijos que pidió no revelar su verdadero nombre, dijo que se considera relativamente afortunada porque a su esposo sí le permiten recibir visitas familiares.
"Él está de buen ánimo sabiendo que es claramente inocente", dijo ella tras visitarlo en una remota prisión desértica.
"Él sabe que el veredicto debía aplastarlo y hacerlo sentir mal, pero lo ha enfrentado bien, mandando cartas a sus hijos", contó a la AFP.
Su última misiva fue el dibujo de una "familia feliz".
Para el esposo de Eman, quien aceptó su destino, dibujar ha sido un aliciente durante la larga espera en prisión, generalmente en una celda de dos por dos metros compartida con otros tres presos.
Su esposa dice que preparó a sus hijos para lo peor.
"Desde el primer día, mi esposo dijo que tratáramos de salir de esto con el menor daño psicológico posible, así que me motivó a seguir mi vida y criar a mis hijos lo más normalmente posible", declaró.
"Esta es la razón por la que hemos aguantado tanto tiempo", manifestó.
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