Exiliada en Hungría desde la invasión de su país natal por Rusia en febrero, la jugadora ucraniana de bádminton Maria Ulitina relató sus experiencias a la AFP en el marco de los campeonatos del mundo en Tokio, afirmando que centrarse en el deporte "es muy difícil cuando ya no tienes un hogar".
Cuando los misiles rusos sobrevolaron en febrero su casa en Dnipro, al este de Ucrania, la 58ª jugadora del mundo no se hallaba en el Abierto de Uganda, como algunas de sus compañeras y adversarias en la pista, sino bajo el techo de su residencia.
No le quedó otra que huir, en un periplo de cuatro días seguidos para alcanzar la frontera húngara, llevándose con ella sólo a su perro y lo mínimo necesario.
Seis meses después sigue viviendo en el exilio, y desde Tokio -donde perdió ante la croata Martina Repiska en primera ronda- confiesa el impacto que ha tenido esta situación en su salud mental.
Ulitina era la única representante de Ucrania clasificada en individuales femeninos para la cita mundialista, donde compiten otros cinco compatriotas (un jugador en individual masculino, una pareja de dobles masculina y otra femenina).
"No quiero lamentarme, pero a nivel psicológico es muy difícil cuando no tienes casa y no sabes dónde te encontrarás al día siguiente", declaró a la AFP la jugadora de 30 años el martes desde Tokio, con ocasión de los campeonatos del mundo de bádminton.
"Es difícil, mentalmente y económicamente", añadió.
Al haber vivido ya en Hungría, Ulitina pudo lograr el permiso de residencia. Aunque su calidad de vida y las condiciones de entrenamiento son aceptables, le cuesta concentrarse en el bádminton mientras la guerra sigue causando estragos en Ucrania.
La jugadora puede hablar con regularidad con los miembros de su familia que siguen en Ucrania, pero teme que la línea del frente progrese hacia el oeste del país, donde se encuentran sus seres queridos.
Ulitina ha seguido disputando torneos internacionales esta temporada, entre ellos el Abierto de Inglaterra en marzo, donde apareció por sorpresa menos de una semana después de haber escapado a Hungría.
"Escapé dos o tres días antes del inicio del torneo, y no tenida visado, nada", recuerda. "Doy las gracias a la federación de bádminton inglesa, que se dirigió al gobierno para que pudiese ir".
Pero desde el inicio de la guerra, Ulitina no ha vuelto a tener noticias de sus amigos rusos.
Los jugadores de bádminton rusos fueron excluidos de las competiciones internacionales, y Ulitina se muestra "incapaz de imaginar" lo que podría suponer un partido contra ellos.
"Tenía amigos en Rusia antes, pero desde el inicio de la guerra, nadie me ha escrito para decirme cualquier cosa: cómo vamos, o si lo sienten por la guerra. Nada", explicó la nativa de Dnipro. "Es muy decepcionante por su parte".
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