Los talibanes se están mostrando "pragmáticos" y deben ser juzgados por sus acciones como "gobernantes de facto" de Afganistán, dijo a la AFP una ministra de Catar, un país en el centro de las negociaciones diplomáticas pero que todavía no ha reconocido al nuevo régimen.
"Han mostrado una buena dosis de pragmatismo", dijo la viceministra y portavoz de Relaciones Exteriores del emirato, Lolwah al-Khater, en una entrevista exclusiva realizada el lunes por la noche, antes que los dirigentes talibanes anunciaran su gobierno el martes.
"Son los gobernantes de facto, no hay duda al respecto", agregó.
"Aprovechemos las oportunidades que se presentan y (...) dejemos nuestras emociones de lado", señaló.
Catar se ha convertido en un actor crucial de la crisis, con su papel de mediador neutro e influyente. Acogió las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes que concluyeron en 2020, y también entre los fundamentalistas y el gobierno afgano de entonces liderado por el presidente Ashraf Ghani.
Desde la llegada al poder de los fundamentalistas a mediados de agosto, Doha instó al nuevo régimen a responder a las exigencias occidentales, entre ellas respetar los derechos de las mujeres y la posibilidad de abandonar el país para los que quieran.
Al-Khater, destacada figura pública catarí, reiteró la necesidad, por parte de la comunidad internacional, de aceptar los gestos concretos de los nuevos gobernantes de Kabul.
"No insistimos en un reconocimiento" diplomático del nuevo régimen y "no dejaremos de discutir si no respetan todas sus promesas", indicó sin embargo la portavoz.
El reconocimiento del régimen "es claramente un instrumento que puede ser utilizado no sólo por nosotros, sino por la comunidad internacional", aseguró la ministra catarí. Se tiene que adoptar "un punto de vista muy racional, y no emocional, para mostrar claramente (a los talibanes) el beneficio que obtienen negociando (...) y las consecuencias" que tendrán si se niegan a hacerlo.
El martes los talibanes revelaron los principales ministros que forman su gobierno, dirigido por Mohammad Hasan Akhund, cercano al mulá Omar, fundador del movimiento.
Como prueba de las buenas intenciones de los talibanes, Al-Khater citó el hecho que no se opusieron a la salida del país de más de 120.000 personas. Y que las autoridades sanitarias afganas, incluyendo doctoras y enfermeras, han seguido trabajando normalmente para combatir la pandemia del covid-19.
"¿Es una foto perfecta? No, no lo es", matizó. El final de la crisis "consistirá en un proceso constructivo de confianza, será progresivo", insistió.
Y, al mismo tiempo, exhortó a los países occidentales a respetar la soberanía del país.
"Afganistán es un país soberano (...) el pueblo de Afganistán tiene que poder expresarse", dijo. "El hecho de decir a los talibanes que tienen que responder a la comunidad internacional no significa que (ésta) controle el futuro" del país.
También subrayó que la dificultad de las mujeres para trabajar en Afganistán no depende sólo de los talibanes, sino de la situación en las zonas rurales y el peso de la tradición. "Afganistán no es sólo las élites y Kabul", recuerda.
Desde hace unos días, Catar, junto con su aliado turco, ha multiplicado las operaciones para volver a poner en marcha el aeropuerto de Kabul, sobre todo para que llegue la ayuda humanitaria. La situación se ha complicado mucho en el país y podría agravarse con la llegada del invierno, según los expertos.
Al-Khater estimó que el envío de la ayuda puede retomarse e pidió a las agencias de Naciones Unidas que "no politicen" sus intervenciones y "se concentren en la ayuda y el desarrollo".
Respecto a las críticas contra el rico emirato, acusado de haber legitimado a los talibanes y facilitado su ascensión al poder, la portavoz responde: "No maten al mensajero. Catar ha sido el mensajero (...) Actuamos como facilitadores pero fueron los protagonistas los que llegaron a estos acuerdos", señala, en alusión a Estados Unidos, los talibanes y las otras formaciones políticas afganas.
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