EscucharA la vez trabajador y creativo, pero sobre todo determinado: ese es el retrato de Bruno Fernandes, defensa central salido de los suburbios de Oporto y convertido en centrocampista de Portugal y capitán del Manchester United.
El mediocampista luso inició su relación con el balón en el patio de su colegio, en Gueifaes, un pueblo del gran Oporto (norte).
"Era atrevido, ya que jugaba con nosotros que teníamos dos años más o con su hermano mayor. Tenía carácter, no se dejaba dominar", recuerda Lucio Fernandes, un antiguo amigo.
Con la ayuda de Lucio, Bruno Fernandes, de 28 años ahora, pasó las pruebas de un modesto equipo local de la ciudad de Sao Mamede de Infesta, cuyas anticuadas instalaciones están situadas entre una zona residencial y una intercambiador vial.
"Al final del entrenamiento, enseguida dije al presidente del club: 'este niño debe quedarse'. Tenía talento y había que aprovecharlo", rememora Sergio Marques, el primer entrenador de "BF8".
Sus padres no tenían el permiso de conducir y el FC Infesta se las arregla para llevarlo a los entrenamientos. Con 8 años, el pequeño Bruno tiene tanto talento que el técnico decide dedicarle una sesión individual semanal.
"A pesar de su edad, era un trabajador, con mucha voluntad. Poseía una capacidad de aprendizaje increíble. Lo que le enseñaba durante la semana, lo mostraba ya en los partidos del fin de semana", asegura el entrenador sexagenario del club, del que el terreno de tierra de entonces ha sido sustituido por uno de hierba artificial.
Aunque Bruno Fernandes brilla hoy como centrocampista ofensivo, empezó como defensa. "Aunque los puestos a esa edad no están definidos, tenía la costumbre de hacerlo jugar como central(...) Cuando el partido era fácil, lo dejaba jugar en el centro del campo", relata Sergio Marques, que sigue llamando a su antiguo pupilo por su otro apellido: Borges.
Una temporada con el FC Infesta y Bruno Fernandes ya es solicitado por los dos grandes clubes de la región: el Oporto y el Boavista FC. Su familia se decide finalmente por el Boavista, que ofrece transporte en minibus a los entrenamientos.
A su llegada, el joven prodigio se une a un equipo satélite del Oporto, el ADR Pasteleira. El entrenador Antonio Ribeiro llega cuando Bruno Fernandes tiene 15 años.
"Cuando llego al club, el equipo de Bruno no ganaba ningún partido. Jugaba de defensa central y decidí ponerlo de centrocampista. A partir de ahí, empezamos a ganar. Marcaba muchos goles", explica el entrenador, de 63 años.
"Era delgado, pero no dudaba en meter el pie (...) Fuera del terreno de juego, era un adolescente muy humilde. En cambio, sobre el césped, reñía a menudo por su fuerte carácter", detalla.
Con 17 años, Bruno Fernandes vuelve al Boavista y es colocado en una edad superior por petición de su entrenador de entonces, Joaquim Silva 'Martelinho', antiguo extremo de este equipo campeón de Portugal en 2001.
"Antes de ser su entrenador en el Boavista, lo había enfrentado a menudo. Era el tipo de jugador que merecía una atención especial porque era el mejor de su equipo", explica Martelinho.
"Más allá de la calidad de su juego o de sus capacidades físicas, sentí también su liderazgo", relata.
La temporada 2011/2012 termina y Bruno Fernandes parece estar a punto de unirse al plantel profesional del Boavista, pero el club se ve afectado por un asunto de corrupción que sacudió al conjunto del fútbol portugués: el club se arruina y cae a tercera división.
"Su sueño, era el de imponerse en un equipo profesional, jugar en primera división. Visto el contexto del club, debió sentir que ya no podía alcanzar ese objetivo y que tenía que correr el riesgo de irse", dice Martelinho.
Es en Novara, equipo de la segunda división italiana, que lo ficha por 40.000 euros (40.967 dólares), que todo vuelve a empezar.
Tras el Udinese y la Sampdoria, vuelve a Portugal, donde explotará en el Sporting, y alcanzará el 'Teatro de los Sueños' del Manchester United en enero de 2020.
"Todo el mérito es suyo, porque fue solo a Italia, muy joven, lejos de su familia, sin conocer el idioma", comenta Martelinho.
"No era fácil, pero consiguió crecer gracias a la fuerza de su ambición", concluye.
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