La fiesta de celebración del título 26 del Team tuvo una invitada muy especial que se ganó el corazón de todos en el Club Sport Herediano desde hace varios años con un gesto inolvidable.
En el momento de mayor crisis económica de los florenses, bajo la administración de Mario Sotela en el 2010, doña María de los Ángeles Villalobos llegó a un entrenamiento del equipo con su tranquilo caminar y una bolsita blanca que contenía ¢42 mil colones, los cuales regaló a los jugadores para que se ayudaran en esa época de vacas flacas.
Aquel momento quedó en la memoria de los jugadores más veteranos del club y desde entonces, esta vecina de 72 años de San Rafael de Heredia, se hizo de un lugar de privilegio en la casa de don Eladio. No hay partido del Team sin doña María.
"Me da mucha alegría el cariño que me demuestran acá, lo bien que siempre me tratan. Me puse muy contenta cuando ganaron el campeonato", indicó.
La vida e historia de la abuelita no ha sido fácil, lo que hace más grande el noble gesto que tuvo con los jugadores rojiamarillos.
Desde hace 16 años Villalobos vende periódicos en la parte de atrás de la Caja en San José, frente al parque de las Garantías Sociales.
Doña María se levanta todos los días a las 4 de la mañana para estar desde las 6 a.m en su puesto. Ahí se queda aproximadamente hasta las 5 de la tarde y luego se devuelve en bus a su casa, donde vive con su hermano Francisco, quien es ciego y apenas se ayuda con una pensión bajita.
"Ese puesto era de mi hijo, pero él se me murió, entonces me quedé ahí porque alguien lo tenía que atender. Yo me quedé sola cuando él falleció, el 10 de julio cumplirá 14 años de muerto, se llamaba Julio Cesar Peñaranda", recordó doña María.
La abuela florense tiene rato pulseando que le den una pensión, pero en la Caja se la han negado argumentando que ella trabaja y no la necesita. Hay personas que la han tratado de ayudar a que le salga la vuelta, pero no han pegado.
"Dios me da fuerzas para trabajar, todo el tiempo tengo que levantarme antes de las cuatro. Yo escuché que a una mujer sola la pueden ayudar, pero nadie ha hecho nada todavía", comentó.
Ilusionada
Entre una vida difícil, el Herediano es una de las principales alegrías de la abuelita porque cuando llega al Rosabal Cordero la reciben con alfombra roja. Ella pasa directo sin necesidad de pagar y se acomoda en sector que prefiera.
Ser aficionada al Team es uno de sus orgullos más grandes, es de las que sufre cuando al equipo le va mal, pero este domingo era la mujer más feliz del mundo. Ese amor fue lo que la motivó a dejarles la platica en aquella difícil situación.
"Cuando vi que ellos estaban pasando muchas necesidades me nació del corazón ayudarles, era poco, pero quería colaborar, lo hice con mucho cariño", indicó doña María.
El día de la final estaba en una iglesia cristiana a la que va todos los domingos, porque para ella lo primero es lo primero.
El martes en la fiesta de celebración era suficiente con ver los abrazos que le daban a jugadores, cuerpo técnico y casi cualquiera que trabaja en el equipo para saber que la adoran.
"Yo los veo como mis nietos, los quiero a todos por igual, por eso me gusta tanto venir", agregó.
La abuelita es de las aficionadas que no destiñe, aplaude en los buenos momentos y da una palmada en la espalda en los malos, tal vez por eso es que se ganó el derecho de tener su camiseta de campeona, porque su medalla es el cariño que tanto le tienen en el equipo.