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Alajuelense perdió la cabeza en una lucha campal entre jugadores y aficionados

El equipo de su gente terminó madreado por su propia afición

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La afición manuda saltó a la cancha e increpó a Bryan Ruiz. (JOHN DURAN)

Con el pitazo final del árbitro Juan Gabriel Calderón, el Morera Soto se volvió una zona de guerra, la frustración explotó en un sector de los aficionados y se fueron contra sus propios jugadores, la cólera nubló todos los juicios, jugadores incluidos, la eliminación de Alajuelense fue todo un bochorno.

A los manudos no les salió absolutamente nada este domingo, desde que el defensor mexicano Daniel Arreola falló el penal a los 42 minutos, la tensión cayó sobre cada manudo, al ver como otra vez Aarón Cruz se volvió una muralla que no supieron como vulnerar ante un gigantesco 0-0 que los eliminó.

Los fantasmas volvieron a aparecer para la Liga al final del primer tiempo. Alonso Martínez se metió por el lado derecho del área, Wálter Córtez lo hizo bajado y Juan Gabriel Calderón pitó un evidente penal que hizo rugir el Morera Soto esperando el gol que les daría el pase a la gran final.

Como la semifinal pasada, Daniel Arreola estaba frente a Aarón y otra vez el duelo lo ganó el meta. No fue el peor de los cobros, el remate iba duro y arriba, Cruz metió un gran manotazo que silenció el jolgorio que se tenían en las gradas. Desde ahí el Morera Soto murió.

A partir de esa jugada, las gradas empezaron a perder la paz y la calma, se volvieron contra la Liga, una gran parte de las siete mil personas en el estadio no emitían sonido alguno y a otros se les salió lo pachuco, como diría David Guzmán, tirando rollos de papel, botellas, monedas a la cancha.

Aarón Cruz fue el héroe morado y su atajadón desató la frustración manuda. (JOHN DURAN)

Hay muchos traumas, muchas frustraciones y temas que el aficionado manudo lleva por dentro y que le cuesta manejar y más bien conforme pasaban los minutos le empezó a jugar en contra a los suyos. Aunque la violencia jamás está justificada contra nadie, por más cólera o frustración.

La gente chiflaba, tiraba objetos buscando pegarse a un morado, el asunto es que son temas que juegan en contra y paraba el partido a cada rato, pues el árbitro debía tomar los objetos y llevárselos al comisario del partido.

Eso sumado a la pérdida de tiempo de los morados, era una receta para el desastre, tanto que hasta Bryan Ruiz tuvo que jalarle el aire a la gente mediante el anunciador del estadio que dejaran de tirar cosas, pues el réferi hasta detuvo el partido tres minutos por eso. Fue solo un aviso de lo que se venía.

El bochorno

Al acabar el juego, todo parecía normal, una eliminación más de la Liga hasta que se armó una bronca en uno de los palcos manudos adonde estaban jugadores sancionados y no convocados y algunos familiares de los futbolistas.

Johan Venegas fue el primero al que se le fueron encima con reclamos y con intenciones de agredirlo, muy probablemente él fue el que avisó a sus compañeros lo que estaba ocurriendo.

A Lleida lo salvó la seguridad porque la afición estaba descontrolada. (JOHN DURAN)

Los jugadores rojinegros ya habían salido de la cancha, pero al darse cuenta que una turba estaba tratando de meterse al palco adonde estaban sus familias, se olvidaron de quienes era y se fueron de inmediato a tratar de hacer algo.

En un inicio los jugadores intentaron conversar con la gente de la barra, principales protagonistas del desorden, pero ellos no querían hablar, solo desquitarse con quien fuera, así se tratara de niños o mujeres. Fue entonces cuando los jugadores perdieron los cabales y la charla pasó a enjache.

Los de la barra se metieron como si nada a la cancha, es un milagro cómo no agarraron a golpes a Bryan Ruiz porque lo tenían rodeado ante el insuficiente trabajo de la seguridad del estadio, a quienes sí se surtieron los fanáticos. Al capi tal vez si acaso lo protegió su condición de ídolo.

Los jugadores manudos corrieron a sacar a sus familias del palco y alejarlos de la violencia. Foto John Durán (JOHN DURAN)

Con otros no había tanta condescendencia y si no hubiera sido por la intervención de la policía que para ese momento ya estaba en la cancha, pudo pasar algo mucho peor. A Agustín Lleida le gritaban de todo en la cara. El equipo de su gente terminó madreado por su propia gente.

A Marcel Hernández fue otro al que los aficionados le gritaban de todo y el cubano solo se quedaba viendo o más bien enjachando, por dicha el atacante salió ileso, pero se expuso demasiado.

En ese ambiente con los ánimos subidos hasta el cielo, a la prensa le tocó la dificilísima tarea de sacar reacciones de lo sucedido. Cuando Bryan Ruiz ya iba saliendo del campo lo intentaron entrevistar pero con un “no sea amarillista” se quitó al periodista Maynor Solano.

Óscar “Rambo” Torres daba una entrevista con los ojos pelados y el tono muy arriba, casi enjachando a los periodistas que le cuestionaban el fracaso de su equipo.

Hubo un momento en que varios jugadores estaban rodeados por la barra manuda. (JOHN DURAN)

Otro jugador que la agarró contra la prensa fue Leonel Moreira, el portero empujó al periodista de Repretel y Monumental Daniel Martínez, quien estaba entrevistando a Alex López, el comunicador se fue detrás de Osito, seguro reclamándole el empujón, a lo que Moreira respondió con más furia y tuvo que ser detenido por el catracho y personal de la Liga. ¡Qué ridículo!

Alajuelense a lo largo de su historia ha vivido muchas eliminaciones o derrotas, algunas durísimas, la del 98 ante un Saprissa con nueve jugadores o la del 2019 con un gol de último momento ante el Herediano para luego caer en penales, pero jamás había descendido a este nivel.

Los manudos hicieron un ridículo histórico y monumental, de esos que las aficiones rivales se seguirán riendo por siempre y no por caer eliminado ante Saprissa, eso es algo que en el fútbol puede pasar, sino porque le abrió la puerta a algo que jamás debió suceder.

Así se vive una derrota, se sufre, pero jamás con violencia. (JOHN DURAN)
Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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