Alemania se engalanó este miércoles con los colores arcoíris antes del partido de la Eurocopa Alemania-Hungría, mientras cobraban fuerza las críticas hacia la UEFA y Hungría por la discriminación hacia los homosexuales en el país magiar.
Desde el jefe de la diplomacia alemana, hasta la presidencia francesa, numerosas capitales europeas criticaron el rechazo de la UEFA a permitir que el estadio de Múnich se iluminara con los colores del arcoíris de la comunidad LGBT.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, calificó de “vergüenza” el texto húngaro que prohíbe la difusión de contenidos sobre la homosexualidad -equiparada a la pornografía- ante menores.
El gobierno húngaro respondió en términos parecidos, utilizando también el término "vergüenza" para denunciar las críticas de Von der Leyen.
Al denegar a la ciudad de Múnich su solicitud para iluminar su estadio con los colores arcoíris, la UEFA desencadenó las críticas y suscitó un movimiento de solidaridad en Alemania.
El presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, trató de defenderse de las críticas denunciando iniciativas “populistas” de personas que intentan demasiado a menudo utilizar a asociaciones deportivas para sus propios fines.
Sin atacarlo frontalmente, podría referirse al alcalde de Múnich, el socialdemócrata Dieter Reiter. Él fue quien solicitó iluminar el Allianz Arena, antes de denunciar un rechazo "vergonzoso" de la UEFA.
El ayuntamiento de la capital bávara lucía en dos pisos de su fachada seis grandes banderas arcoíris, mientras que un imponente aerogenerador visible desde el estadio será iluminado por la noche.