Alexander Castro no se anduvo por las ramas cuando recordó por qué salió de Liga Deportiva Alajuelense en el 2003, justo después de lograr el tetracampeonato.
Lo suyo no fue por bajo rendimiento ni por falta de entrega. Fue por decisiones personales que, como él mismo reconoce, lo alejaron del camino correcto.
El exlateral derecho salió mal de la Liga. En algún momento pudo vincularse a un equipo de México y hoy en día, tiene tres trabajos. Controla más la fiesta.
Castro abrió el corazón y contó a La Teja sobre su pasado, sus errores y lo que hace hoy en día.
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“Llegué a la liga menor de la Liga, después pasé a primera división. Me hizo debutar Álvaro Solano, el 17 de febrero de 1999, contra Goicoechea. Lo hice con gol”, recuerda de esos años.
Al principio, Castro era delantero, luego volante y fue Carlos Waston quien lo puso de lateral derecho en una selección menor.
En ese puesto, en Alajuelense, estaba Harold Wallace, Leonardo Durán y él debía luchar duro para abrirse camino.
Castro dice que se fijaba en el número uno, en Wallace y que físicamente andaba bien, ayudado por su trabajo en el campo con palma africana, en la finca de sus papás en Coto 63, Río Claro, en la zona sur.
“Era flaco, potente, me gustaba la parte física, era el número uno en eso, me vieron actitud”, dijo.
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Fue en ese momento cuando Wallace y Steven Bryce se fueron a hacer una pasantía a Italia. Wallace volvió por su puesto, pero ya estaba ocupado. Alexander había aprovechado los juegos de la Copa Merconorte.
Castro se lució en ese torneo y cuenta que cuando jugó contra el Necaxa, Alex Aguinaga lo llegó a buscar al camerino para felicitarlo.
Los mexicanos querían llevárselo, pero los rojinegros pidieron 700 mil dólares y los aztecas estaban dispuestos a dar 350 mil dólares. Nunca salió del país, esa fue la vez que estuvo más cerca.
Aquel equipo tuvo dos grandes técnicos, Jorge Luis Pinto y Guilherme Farinha y los manudos fueron tetracampeones, cuando los campeonatos eran largos. Solo había un campeón por año.
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El exjugador reconoce que fue Pinto el entrenador que más le enseñó, pues no había tenido formación de ligas menores. Él creció con bolas de periódico envueltas en cinta y marcos de piedra.
Preso un día
Fue en la época con Javier Delgado, que Castro cometió errores que lo marcaron y lo llevaron a estar preso un día. Esa fue la razón por la que salió de la Liga.
“Andaba en malos pasos, licor, mujeres, salía en las noches, quizás por inmadurez, estaba casado y todo eso me llevó a tener problemas sentimentales. Se habló de una agresión, no fue nada, pero ella provocó la situación”.
“Estuve preso un día, no me había pasado nunca eso” .
Esa situación se dio a conocer en la prensa nacional y la Liga, por resguardar el buen nombre y la imagen, decidió mandar a Castro a préstamo al Cartaginés.
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“En vez de recibir apoyo de la Liga me mandaron a Cartaginés... es la cosa que me quedó con la Liga. No me ayudaron”.
En Cartago estuvo cerca de dos años y nunca se sintió a gusto. Extrañaba el calorcito de Alajuela, el sentirse campeón, el ambiente.
“En Cartago uno veía la bruma, el frío, los compañeros con los brazos cruzados de frío. Le dije a Thelvin Cabezas (presidente del Cartaginés en ese entonces) que no quería estar ahí”, añadió.
Castro pasó a Herediano, Ramonense y otra vez el Team, equipo con el que se retiró.
Tres trabajos
Castro hoy tiene tres trabajos. Es el entrenador de Rosario de Naranjo en Linafa. Además, labora en una empresa en El Coyol de Alajuela, donde se encarga de ordenar y administrar bodegas.
También tiene su propia empresa de pintura, que se llama AC Acabados y Pinturas, que trabaja por contrato. Con ese emprendimiento, le da trabajo a varios de los jugadores de Rosario.
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Además, contó que tiene cuatro hijos, una vive en Boston y es futbolista, se llama Luciana Castro.
También su hijo menor, Thiago, está en ligas menores de Liga Deportiva Alajuelense.
Castro cerró el capítulo de su pasado, aprendió, luchó. Buscó refugio y renació con fuerza. Se muestra maduro y con la paz propia del que ya aceptó sus errores y está tranquilo para hablar de ellos.