Aria es una bebita de cinco meses que con un milagro cambió la vida del joven delantero del Saprissa Orlando Sinclair.
La morenita, que nació el 24 de agosto del año pasado, es la motivación del joven atacante para entrar con todo a la cancha y seguir pulseando un campito en el once titular morado.
Sinclair volvió a la “S” para el torneo de Clausura, luego de su paso por el New England Revolution II, de la USL League One de Estados Unidos y el domingo anterior, tuvo la oportunidad de estrenarse con gol, en el duelo ante Limón.
El delantero, de 22 años, luce el número 24 en su uniforme, en honor a su pequeña. Orlando vive en Tibás con su pareja, Francesca Chinchilla, quien comentó que el jugador es un papá muy empunchado.
“Cuando entrena por la tarde baña a la bebé y se queda con ella y cuando entrena por la mañana, apenas llega a la casa me ayuda para que yo haga las cosas de la casa. Es superresponsable y aunque no sabe mucho de las tareas hogareñas, aprendió rápido todo lo relacionado a Aria y hasta se la lleva al supermercado.
“Conmigo es bien cariñoso, atento, siempre está pendiente de mí, me pregunta cómo me siento. Creo que ambos nos hemos ayudado a crecer, no solo en lo profesional y eso sí, es olvidadizo y si está viendo algún partido mejor ni le hablo porque se mete en ese mundo”, dijo Chinchilla entre risas.
Amor del puro
Francesca y Orlando son pareja desde el 2018, cuando el jugador daba sus primeros pasos en el fútbol. La oportunidad de convertirse en legionario no impidió que el delantero y su compañera siguieran con su relación.
Ambos recibieron la noticia de la llegada de Aria, a finales del 2019 y la pandemia complicó el embarazo.
“El estar encerrada fue muy duro, porque suelo ser muy activa y casi que todo el año pasado la pasé encerrada, por el miedo a contagiarme, por no saber si le podía pasar algo a la bebé y con las únicas personas que me relacioné fue con doña Karen, la mamá de Orlando, y con mi hermana”, contó la joven, quien es periodista.
Francesca lloraba mucho en su casa y cada vez que Orlando la llamaba la animaba a salir adelante.
“Él me decía que yo era muy valiente e intentamos que viniera para el nacimiento de la bebé, pero cambiaron las reglas y al final no me pudo acompañar en el parto ni en los primeros meses. Conoció a Aria cuando tenía 3 meses de nacida”, añadió.
Sin signos vitales
Si el embarazo fue complicado para Francesca, el parto lo fue mucho más.
La pequeña le produjo un desgarro, ya que era una bebé muy grande y al nacer no presentó signos vitales.
“En realidad es un milagro. Cuando nació estaba esperando que me la dieran, pero la vi de espaldas y supermorada, los doctores se la llevaron y me dejaron sola, preguntaba dónde estaba mi bebé y como a las 3 horas llegó la doctora y me dijo que en un rato me darían a la bebé, porque estaba con oxígeno y me explicó que la tuvieron que reanimar.
“Orlando se dio cuenta del nacimiento de la bebé al día siguiente, porque estaba entrenando y puso el teléfono en silencio y mi hermana lo llamaba y no contestaba. Ya cuando logramos conversar vio a la bebé en una videollamada y estaba muy feliz”, afirmó.
La pareja del futbolista se la jugó sola con Aria durante los primeros 15 días para prevenir contagiarse de covid- 19 y hubo días en los que no durmió del todo, por temor a que se le pudiera ahogar.
“Era muy duro, todo parece ser muy complicado, pero llamaba a mi mamá y a mi suegra. Mi mamá quería venir a ayudarme, pero somos de la zona sur y no la dejamos porque temíamos que se contagiara en el viaje. Doña Karen y mi hermana me pudieron ayudar, para mí el apoyo de ellas fue fundamental”, expresó.
Duelo de colores
Los días duros han pasado y poco a poco la familia Sinclair se las ingenia para salir adelante.
“Estamos contentos porque está aquí conmigo, él siempre quiso jugar en Saprissa, anhelaba volver al equipo y yo le decía que tuviera paciencia, que pronto se le daría la oportunidad.
“Ahora que está jugando nos sentimos contentos por él, todo se paraliza cuando hay un partido de Saprissa y a pesar de que soy liguista yo lo apoyo, independientemente del equipo en el que esté”, afirmó.
Francesca comentó que le compró una pijama con los colores rojinegros a su pequeña, pero no se la ha podido poner.
“Estamos en ese dilema, no le he puesto la pijama y cuando nació Saprissa le mandó un Monstruo de peluche y un cuadro y así estamos. Estamos esperando que cuando sea más grande decida un poco y yo creo que Orlando trabajará para que ella se haga saprissista”, aseguró entre risas.