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Cafú tras la muerte de su hijo: “Perdí a un amigo de fútbol, mi compañero de viaje y cerveza"

Exjugador habló por primera vez después de la muerte del joven, de 30 años, sucedida en setiembre

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Cafú, campeón del mundo con Brasil en 1994 y 2002, vive momentos durísimos debido a la muerte de su hijo Danilo , de 30 años, mientras jugaba fútbol con él.

En una extensa entrevista con el sitio web Veja, el exjugador explicó que cada cinco días va solo al cementerio y deja flores en la tumba de Danilo.

"No sé cómo describir la sensación de arrojar tierra al ataúd de un niño”, dice Cafú, hablando públicamente por primera vez sobre la muerte sucedida el 4 de setiembre.

Según la nota, Cafú llevó a su hijo en su regazo en carro al hospital y, pese a que los médicos trataron de revivirlo, todo fue en vano.

Danilo sufría de aterosclerosis coronaria (obstrucción de los vasos del corazón) y se estaba preparando para una cirugía de cateterismo programada para dos días después de la tragedia.

El muchacho era el mayor de los tres hijos del excapitán brasileño, casado hace 35 años con Regina Feliciano, y padres también de Wellington, de 29 años, y Michelle, de 27.

Esta es parte de la entrevista dada por Cafú al portal www.veja.abril.com.br.

–¿Qué pasó la tarde del 4 de setiembre?

Había un juego con amigos programado para el 5, pero tendría un viaje de negocios a Estados Unidos y anticipé la partida.

Danilo estaba en el mismo equipo que yo. En un descanso, se fue y yo seguí jugando. Tres minutos después noté una conmoción fuera del campo.

Por curiosidad, fui a ver qué estaba pasando y me encontré con mi hijo sufriendo convulsiones. Entré en pánico porque tenía una historia cardíaca delicada. Llamamos al departamento de bomberos, dijeron que llegarían en diez minutos, pero mi hijo no podía esperar.

Les pedí que se retiraran a los niños de allí para que no vieran la escena y la apresuraran. Llevé a Danilo a mi regazo, lo subí al auto y en cinco minutos llegamos al hospital.

–¿Cómo fueron los próximos momentos?

–Ya estaba peor cuando llegó al hospital. Los médicos trataron de revivirlo de muchas maneras.

Después de media hora, un médico me llamó en un rincón. Le dije: “Doctor, no tiene que decir nada. Ya veo que no responde”. Me paré orando y pidiéndole a Dios que no se llevara a mi hijo (llora).

–¿Cuál fue el problema cardíaco de Danilo?

–Sufría de aterosclerosis coronaria temprana (obstrucción de los vasos del corazón, que es más común después de los 65 años).

La primera aparición de la enfermedad también ocurrió dentro de un campo. Mientras estábamos jugando a la pelota, Danilo sintió un fuerte dolor en el pecho.

Él dejó el juego y después de un tiempo pareció estar bien. Pero al amanecer, sin avisar a nadie en la casa, volvió a sentirse enfermo y condujo solo al hospital, donde se realizó un electrocardiograma. El diagnóstico mostró que el niño, que entonces tenía 24 años, había sufrido un ataque cardíaco.

Danilo me llamó a las 7 de la mañana y me pidió que fuera al hospital.

–En una escala de dolor, ninguno es mejor que perder a un hijo ...

– Ni siquiera le dejaré terminar la pregunta (llora). Enterrar a un niño escapa del contexto general de todo lo que siente a lo largo de su vida.

Cada cinco días, voy al cementerio a visitar la tumba. No asimilé lo que sucedió. No he tenido el corazón para ir a su habitación hasta ahora, mi hijo Wellington recogió cosas y las donó.

Nunca pisé el campo donde ocurrió el ataque. No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un niño sabiendo que nunca volverá (llora). La muerte de un niño acompaña a un padre y una madre de por vida.

–¿Cómo han sido estas primeras semanas de duelo?

–Lloro todos los días solo. Cuando llego a casa, trato de ser fuerte. Después de todo, soy el pilar familiar. Usualmente lloro en el tráfico y llamo a mis amigos solo para llorar. Incluso saben y callan, así que lloro, lloro y lloro. El llanto alivia el pecho.

–¿Te hablaron tus antiguos excompañeros?

– Danilo vivió conmigo fuera de Brasil y fue a los partidos de la Copa Mundial de 1994, 1998, 2002 y 2006. Absolutamente todos los jugadores se pusieron en contacto. Después del funeral, pasé días sin encender el teléfono. Cuando fui a ver las publicaciones, había más de cinco mil.

–¿Cambiará la tragedia de alguna manera las actividades que mantienes después de la jubilación del fútbol?

–No, necesito trabajar para mantener mi cabeza ocupada. Hace tres semanas estuve en China para lanzar un programa del gobierno local para establecer escuelas de fútbol de alta calidad.

Soy embajador de la Copa de Qatar, así que viajo para publicitar el evento. También formo parte del órgano asesor de la FIFA, cuya misión es reunirse cada tres meses para proponer mejoras en el fútbol.

–¿Tu hijo Danilo no intentó ser un jugador profesional?

–Sí, jugó como delantero central en sus juegos en casa, y en el pasado jugó para el equipo local de Milán cuando vivíamos en Italia, pero se dio cuenta de que esa no era su área y salió.

Era un bromista, se burlaba de todos. No perdí solo un hijo. Perdí a un amigo de fútbol, mi compañero de viaje y cerveza.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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