Se imaginan ver un auto de carreras en plena calle, rodando como si nada y que toda la gente vuelve a ver.
Eso ocurre con el Accent 94 de Manuel Brenes Salas, de 40 años, vecino de Heredia, quien ha modificado su chuzo hasta hacerlo parecer un carro de carreras.
Manuel es mecánico y tiene el carrito desde hace doce años. Lo compró por una necesidad que le advirtió su esposa.
En ese entonces, la señora estaba embarazada y necesitaban un carro para desplazarse. Contaban con la ayuda del abuelo, quien les prestaba su pick-up, pero con algunas condiciones de horario. Por eso, ella insistió en que necesitaban un carro propio, más con un hijo en la pancita.
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No fue sencillo afrontar la situación con un embarazo y el gasto de un carro, pero lo consiguió. Su exjefe le vendió el vehículo y le dio facilidades de pago.
Y Manuel, aficionado a los autos desde niño, apenas lo permitió el tiempo, lo empezó a modificar.
“Siempre he estado entre carros, toda mi familia es amante de los autos, pero más de carros de carrera. A mí fue al que le dio la “chochera”, por el tuning (personalizar autos) y lo empecé a hacer”.
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Carmelo ha pasado por varias etapas de temática, pero la actual es la que más tiempo ha durado, y la que lo tiene más entusiasmado. La temática es que parezca carro de carreras, pero siendo un auto de calle, o sea, rodando y circulando por la vía pública como si nada.
Es su carro de trabajo y todos los días lo traslada de Heredia a Barrio Cuba en San José. Queda parqueado al frente del taller donde trabaja y, a veces, le toca desplazarse a otros sitios, como Alajuela.
“Entre las modificaciones que tiene ahorita está la pintura, puertas lambo, un body kit adelante, aros blancos, el motor es 1.600 original, pero con algunas modificaciones, de todo un poquito, roncador que mete miedo”, dijo Manuel.
Obviamente, semejante chuzo llama la atención cuando rueda o en las exhibiciones a las que va constantemente.
“Vieras que a la gente le gusta mucho, me piden fotos o que lo acelere, y uno lo hace porque también uno pasó por eso cuando era un muchacho”, añadió Brenes.
Explicó por qué su chuzo se llama Carmelo. Fue una ocurrencia. “Una vez me empezaron a preguntar que, cómo se llama, y les dije Carmelo y así se quedó. No es un nombre que me disguste”, expresó.
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Su hijo, de once años, casi un hermano del auto, heredó de su papá el gusto por los carros y ahora está bien metido en el mundillo, conociendo de las modificaciones y de las tendencias.
Eso sí, a la hora de encender el carro, solo Manuel lo toca. No deja que nadie, ni su esposa, lo maneje.
Manuel ha llevado la pasión del tuning a un nivel que llama la atención; sin embargo, ha rechazado buenas ofertas porque quiere llevarlo una grada más arriba. El gusto por el tuning sigue vivo en Heredia.