En el Mundial de Catar se levantará más que la copa del campeón.

Ya es oficial. El alcohol estará disponible en los palcos de los estadios en el torneo del 2022. Ojo, pero solo para los espectadores de palco, o sea los papudos, y que tengan unas entradas que se llaman “de hospitalidad”. La oferta, obviamente, no es para todos los bolsillos.

Los demás espectadores verán y desearán.

Mire una parte del exclusivo menú presentado este lunes en un evento promocional de MATCH Hospitality, empresa proveedora de las entradas de hospitalidad.

La oferta premium en venta para el palco Pearl Lounge del estadio de Lusail --donde serán el partido inaugural y la final-- propondrá “una selección de champán, sumilleres (expertos en bebidas) y vinos y licores de calidad”.

Por el momento no se sabe el precio, pero barato de fijo no será.

A pesar de las estrictas reglas del país musulmán en materia de entrarles a los tamarindos, el anuncio dice que las autoridades dieron su visto bueno a la posibilidad de servir bebidas alcohólicas en los estadios.

La cuestión que vender o no licor en los estadios de Catar ha sido recurrente en la FIFA, organizadora de la competición, desde que en el 2010 el emirato logró la concesión para organizar el Mundial.

Por el momento no se ha hecho pública ninguna decisión sobre el consumo de alcohol por parte de los aficionados con entradas ordinarias para los partidos. Esos deben esperar.

No es jugando

La venta y el consumo de alcohol están controlados de forma férrea en Catar.

Sólo algunos bares y restaurantes de hoteles de lujo están autorizados a servirlo y una única tienda controlada por el Estado puede venderlo a clientes que tengan permiso.

Los visitantes temporales, incluidos los aficionados al fútbol, no podrán comprar alcohol en esa tienda porque las reglas actuales lo impiden.

Aunque el precio del alcohol bajó ligeramente estos últimos años, una pinta de cerveza (473 ml) cuesta normalmente más de 15 dólares (9 mil colones) y la copa de vino suele alcanzar los 20 dólares (más de doce rojitos).

En Catar es un crimen andar borracho en público y la tolerancia cero se aplica a quienes son agarrados manejando tapis.

El pequeño país del Golfo probó una 'fan zone' durante el Mundial de Clubes de 2019, donde los aficionados estaban autorizados a consumir bebidas alcohólicas en la zona en la periferia de Doha.

Una cerveza costaba cerca de 7 dólares (poco más de 4 mil colones) y los aficionados reaccionaron favorablemente.

Aquel año, el secretario general del Comité supremo de organización del Mundial, Hassan al-Thawadi, declaró que el alcohol “no forma parte de nuestra cultura, pero la hospitalidad sí”.