Chuzo de la semana: “El Perla” tiene como loco a Rajuela 53

Rolando Berrocal tiene 18 años de tener un Toyota Corolla FX 1987 al que chinea como si fuera su bebé

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Hace 18 años Rolando Berrocal se compró un Toyota Corolla FX, modelo 1987, y nos cuenta que nunca piensa separarse de este chuzo.

Don Rolando, quien se gana la vida como chofer de camión, ha tenido otras dos naves con este estilo (uno modelo 1987 y otro 1988), sin embargo, los vendió para quedarse únicamente con el Perla.

“Mis amigos le dicen 'el Perla’ porque en una época le puse al frente de la tapa del motor una calcomanía del Perla Negra, el famoso barco pirata, ya que soy amante de las películas Piratas del Caribe, las he visto todas”, indicó Berrocal, de 51 años.

Este fiebre es vecino de La Aurora de Heredia y es conocido en el mundo de los camioneros como Rajuela, aclara que no se lo pusieron por ser muy rajón como el señor Rajuela, uno de los personajes de los Picapiedras, sino por una situación que vivió y que fue un poco incómoda.

¿Cada cuánto tiempo se deben limpiar los inyectores de combustible del vehículo?
“Se puede realizar una limpieza preventiva cada seis meses como parte del mantenimiento o una limpieza correctiva que incluya el cambio de los filtros de los inyectores y el filtro de combustible, eso en caso de que presente fallas en el motor, como pérdida de potencia, cortes al acelerar, inestabilidad en el mínimo o consumo excesivo de combustible. Hay factores que determinan la frecuencia con la que deben limpiarse, por ejemplo, la calidad del combustible o el mantenimiento que se le dé al tanque de gasolina o de diésel”, indicó el mecánico Bryan Guido (8603-5135).

“Cuando estaba más joven se me veía un poco atrás (trasero) cada vez que me agachaba porque el pantalón me quedaba flojo, por lo que un amigo me dijo: ‘¡Se le peló rajuela! Desde ese día todos me conocen, como Rajuela 53, por ser la edad que tenía mi mamá al morir”, añadió.

De su Corolla 87 FX, Berrocal cuenta que le costó ¢800 mil en el 2001 y logró pagarlo gracias a una indemnización que el dio el Instituto Nacional de Seguros (INS) debido a un accidente en el que se quebró la rodilla derecha.

Dice que lo compró porque siempre le gustaron, especialmente el modelo 1987 por ser una edición limitada y tener muchas extras, muy distinto a la versión 1988, que desataca por su sencillez.

“Se lo compré a un señor en Naranjo. Recuerdo que pasé, vi que lo vendía, negociamos y se lo compré. Fue un precio razonable porque es un carro muy exclusivo, así que había que pagar bien”, insistió el herediano.

Rolando asegura que no piensa deshacerse del carro, debido al amor que le tiene y también porque ya le ha invertido casi ¢5 millones.

Berrocal chinea tanto a su chuzo que solo en aros y llantas ha pagado ¢1 millón, el motor lo cambió, así como las butacas, los frenos y otras piezas que son originales.

En cuanto al motor es de gasolina, de 1.600 centímetros cúbicos y únicamente lo usa para competir en carreras en La Guácima, donde ha llegado a correr a 220 kilómetros por hora.

“No dejo que otros lo manejen, tiene que ser muy amigo mío para prestarle el carro. Cuando lo compré era rojo y hace doce años lo pinté blanco”, añadió el integrante de Interclubes y Starlet Autogroup.

Una vez, en la ruta a Caldera, Berrocal le metió la chancleta al acelerador y llegó a los 220 kilómetros por ahora, por lo que le metieron un parte de ¢230 mil, le quitaron cuatro puntos en la licencia y ahora debe hacer trabajo comunal para recuperarlos.

Para uso diario, Berrocal tiene un Nissan Sentra 1993.