“Los árboles mueren de pie” es una famosa obra de teatro del español Alejandro Casona y con base en este título podríamos decir que los leones también mueren de pie, luchando.
Un gol del mexicano Jurguen Damm al minuto 90, luego de un esfuerzo titánico de un juvenil cuadro de Alajuelense, liquidó el duelo, lo que sentenció la eliminación de los manudos en los octavos de final de la Liga de Campeones de Concacaf.
Ahora es cuando a los manudos les duele el doble el montón de chances desperdiciadas en el partido de ida, cuando jugaron todo el segundo tiempo con un hombre más en el Morera Soto.
Si había que morir en Atlanta, por lo menos que fuera dándolo todo, mostrándose a la altura del reto, sin miedo a nada, la eliminación le duele igual a los rojinegros, pero al menos así no les queda ningún remordimiento.
Atrás había que dejar los lamentos por el desorganizado viaje y que provocó que figurones Leonel Moreira, Bryan Ruiz, Alex López, Barlon Sequeira, Ian Smith y Johan Venegas se tuvieran que quedar en Costa Rica.
16 leones salieron a la cancha del Fifth Third Bank Stadium, en Georgia, a defender el honor de un escudo y levantarse de las difíciles circunstancias de una serie que se complicó por diversos lados y en la que los cachorros manudos debieron llevar la voz cantante.
De la media cancha hacia adelante, salvo José Miguel Cubero, todos tenían menos de 24 años, en un escenario en el que muchos nunca habían estado y no hablamos precisamente del estadio gringo.
Además de fútbol, los manudos necesitaban mucha personalidad y carácter para enfrentar tan diezmado un equipo que ya había demostrado su calidad en el juego de ida.
Los erizos tenían que ser conscientes de lo que tenían, con solo cinco jugadores en la banca, ningún portero de cambio, ni tampoco otro delantero más que Jurguens Montenegro.
La juventud del grupo de Andrés Carevic era apadrinada por su defensa titular con tres zorros como Junior Díaz , Daniel Arreola y José Salvatierra hablando desde atrás y acompañando a chamacos como Fernán Faerron y Alexis Gamboa
Se suma Mauricio Vargas en el marco, que si bien es cierto no es un carajillo, tiene 28 años, nunca ha estado exigido y con las luces encima en una mejenga de este peso.
Si se buscaba la hombrada de conseguir una clasificación con tintes históricos por las circunstancias todo tenía que salir al pie de la letra, desde el orden defensivo atrás con los caciques rojinegros.
Veamos lo que había en la media, Bernald Alfaro como el viernes pasado ante Grecia mostrando que es un volante mixto que además de sobrarle calidad, está lleno de personalidad, haciendo una buena mancuerna con Cubero en marca y tratar de sostener la pecosa, aunque este martes lució impreciso.
Alajuelense hacía un partido muy digno y metiendo peligro también luego de un inicio complicado en el que solo los gringos tenían la chocobola.
Alonso Martínez tuvo mucho que ver en la recuperación ofensiva de la Liga, por la derecha era una bronca total para el Atlanta, se metía por todo lado, no tenían como frenarlo, lo malo es que le falta afinar la definición.
El primer uuuyyyy manudo cayó a los 29 minutos, un remate de Bernald que pasó muy cerca del marco y Cubero no pudo llegar solo para empujarla. A los 42 el contención tuvo otra cerca de cabeza.
De la manera cómo estaba jugando la Liga, era un partido comparado, de igual a igual, de un equipo joven sin complejos que entendía su rol en el asunto y la responsabilidad a cuentas. El Atlanta tenía la pecosa, pero no generaba mayor peligro.
Hasta el segundo tiempo fue cuando los manudos sufrieron un poco más y Vargas empezó a vestirse de figura, la primera gran tapada a una mano de derecha a Marcelino Moreno a los 52.
Atlanta no quería que los chamacos se le crecieran y empezó a apretar, un minuto después del tapadón del gringo, el venezolano Josef Martínez tiró un cabezazo al palo.
La Liga respondió con una contra rápida de Alonso, un minuto después, que quedó en eso, en un intento. El ritmo de la mejenga en ese momento apretó bastante.
Carevic lo intentó con lo poquito que tenía en la banca y mandó a la cancha a dos chamacos más: Aarón Suárez y Giancarlo Castro.
Y al final pasó lo que era más probable que pasara, cuando la Liga se tiró desesperada al ataque a ver si conseguía igualar la serie, Atlanta aprovechó que la defensa tica quedó mal parada y fumigó las ilusiones rojinegras.
A los manudos les tocará esperar un año por la revancha en este torneo, en el que en esta ocasión tuvieron broncas por todo lado, esperemos que de las experiencias se aprenda, que para la próxima sean más organizados y en la cancha sean otros cien pesos.