La ilusión de ir más allá hizo que Erick Cabalceta, defensor de San Carlos, y su novia María Fernanda dieran un paso hacia los negocios y se montaran una venta de pastelillos.
La idea nació de ella, quien le propuso hacer algo para salir de la zona de confort del fútbol y buscar una platita extra.
Hace poco más de dos meses inauguraron Kaval Pastelillos, un negocito que se ubica en Alajuela, diagonal a la oficina de correos, y próximamente abrirán otro en el local 40 de la terminal de buses de San Carlos, allá en Ciudad Quesada.
“Teníamos algunas ideas, porque buscábamos hacer algo más que nos quede luego de la vida del fútbol. Mi novia me impulsó a buscar un nuevo reto y todo comenzó con una venta de crepas.
“Pusimos el negocio en San Carlos, se llamó Kavalcrepas, pero no me llenó, así que lo cerramos, preferimos esperar el tiempo de Dios y luego pensamos en la venta de los pastelillos”, contó.
Con todo el sabor
Erick dice que el apoyo de María Fernanda y de sus familias han sido incondicional.
“Creíamos que sería muy complicado al inicio, pero el negocio se está moviendo bien. Nos tiramos al agua y no nos podemos quejar, la gente llega y busca nuestros productos”, afirmó el jugador de 28 años.
Para hacerles la boca agua, los pastelillos son con carne, pollo y papa. Algunas personas los piden sencillos, pero otros van más allá y los buscan arreglados, que traen repollo, lechuga, aguacate y salsas.
“Les ofrecemos el pastelillo arreglado con fresco, sale en ¢1.500. Nos piden más los arreglados y la gente lo puede acompañar con un buen cafecito o con fresco natural, de frutas u horchata. Como prefiera el cliente.
“Mi papá es porteño y él nos ayuda haciendo la horchata y la resbaladera, son de las bebidas que más nos piden”, expresó.
Erick va al negocio una vez a la semana, a ver que todo funcione bien y su familia le echa una manita haciendo visitas o atendiendo algún imprevisto.
“Mi familia es de Tibás, pero la de María Fernanda vive más cerca, entonces si sale alguna emergencia nos acomodamos para que la persona que pueda nos ayude”.
El futbolista comentó que algunos de sus compañeros de equipo ya se dieron gusto probando los pastelillos.
“José David Sánchez, Álvaro Saborío y José Mora son algunos de los que me han pedido, al inicio me vacilaron y me dijeron que estaban feos, pero luego ya serios me contaron que les gustó. Me siento feliz porque me desearon lo mejor y me aconsejaron para que todo salga bien”.
El defensor es muy ambicioso, porque no solo quiere hacer crecer su negocio, sino que también está estudiando para tener otro machetico cuando cuelgue los tacos.
Cabalceta está a 10 materias para sacar el bachillerato en terapia física, en la universidad Santa Paula, pero mientras eso llega, se entrega a sus otras dos pasiones.
“Me siento muy contento de tener un negocio, es nuestro primer bebé y la idea no es si nos va bien o mal, es tratar de emprender, meternos en el mercado con una idea sencilla y de esto puede salir algo grande, como un restaurante”, afirmó.