Desde el tejado: ¡Estas increíbles japonesas! 

Cuando estaba carajillo, ya hace un buen poco de años, el eslogan de una popular marca de electrodomésticos producidos en tierras niponas era “estos increíbles japoneses”, con eso resaltaban que todo lo que nos llegaba desde ese lejano lado del mundo era puras tejas.

Hoy la selección femenina de Japón vuelve a reafirmar, con contundencia, esa pegajosa frase en el Mundial Sub-20, el cual Costa Rica ha tenido el honor, y con gran éxito, de organizar.

Las jóvenes niponas, independientemente de si la noche de este domingo se coronaron como las reinas del certamen ante España (ya lo hicieron aquí en el torneo mundialista  Sub-17 del 2014), para mí, y creo que para gran cantidad de los aficionados ticos, ya son las campeonas por todas las lecciones que nos han dejado.

Trabajando con gran intensidad sus fortalezas, y enfocadas en ellas, minimizan sus debilidades. Su biotipo, su talla, lleva las de perder ante el desarrollo físico de brasileñas, a las que derrotaron con categoría el jueves pasado, pero también dejaron en el camino a las potentes africanas de Ghana, a las europeas de los Países Bajos y ni qué decir de las estadounidenses. En el Grupo D vencieron a todas y luego derrotaron a las francesas, en penales, en un gran y desgastante partido.

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Respaldadas por una gran condición física, las japonesas son una afinada máquina que defiende y ataca en bloque; el equipo, la estructura, las tareas están por encima de vanidades e individualidades, todas se sacrifican por el bien de todas. En un desgastante ir y venir batallan como un samurái por el objetivo común.

Y como los ticos somos buenos para copiar, eso es lo que deberíamos imitar de estas jóvenes en nuestros trabajos, en nuestras aulas, en nuestras familias. Solo juntos y sin egoísmos podremos crecer, tenemos los recursos pero nos falta el corazón de estas gigantes asiáticas.