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Dios y Gael sacudieron a Mauricio “el Chunche” Montero

Exjugador comentó que los últimos tres meses fueron los más duros de su vida.

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El popular Mauricio “Chunche” Montero ya tiene planes para los días previos a la celebración de la romería del 2 de agosto en la basílica de los Ángeles, ya que irá a los pies de La Negrita a agradecerle por el milagro que realizó con su nieto Gael.

Mauricio saldrá desde su casa, en La Argentina de Grecia, hasta Cartago y poco le importará trolear los más de 70 kilómetros que existen entre ambos lugares, ya que él no puede dejar pasar la oportunidad de agradecerle a la Virgencita, lo que define como el momento más feliz de su vida.

Ver con salud a su nietito de 1 año, después de saber que los médicos ya lo habían desahuciado, es lo más emocionante que le ha pasado.

El Chunche atendió a La Teja y nos contó que la lucha que pasaron durante dos meses y medio fue bastante ruda, ya que al pequeñito le detectaron un tumor en la cabeza, que milagrosamente desapareció.

–¿Ya encontró alguna explicación a lo que pasó con su nieto y su sanidad?

–Realmente no, pero eso fue un milagro, así que no hay explicación. Creo que se debió a la cadena de oración del pueblo de Costa Rica y de gente en países como México, Guatemala, Colombia, Venezuela, Ecuador y Estados Unidos. Siento que eso fue algo muy poderoso, ya que Gael pasó de estar muy complicado a salir sin nada en el último examen. Eso solo se puede explicar como un milagro.

–¿Es lo más sorprendente que le ha pasado en la vida?

–Sí, claro, tanto así que yo no comparo nada de lo que he vivido con lo que pasé en estos dos meses y medio. Pasamos en carreras, con dolor, suplicamos, pedimos, fue un tiempo tremendo el que pasamos.

–A usted se le veía públicamente muy tranquilo, pero tenía esta gran preocupación, ¿cómo manejo una situación tan complicada?

–Era un dolor muy grande, algo en lo que uno piensa siempre y un estrés altísimo. Uno no externa eso que siente y nunca dejé de ir a trabajar ni de compartir con el equipo de la segunda, tanto así que en pleno campeonato siempre les daba ánimos a los muchachos, pero después tenía que cambiar el chip y meterme en mi realidad. Nunca dejé de ir al hospital, iba todos los días, siempre tenía que apoyar a mi hija y al yerno.

–¿Cuál fue el momento más duro?

–Cuando a él lo desahuciaron y lo mandaron para la casa a morir fue un golpe muy duro. Nosotros estábamos esperanzados que mejoraría cuando le sacaron el tumor y empezaron a ponerle quimioterapia, ya que empezó a reaccionar bien y nos ilusionamos mucho. Pero después se le formaron otros dos tumores en la cabeza y fue cuando los doctores nos dijeron que no había nada que hacer.

–¿Cómo se afronta una noticia tan dura como esa?

Es una noticia que uno nunca espera recibir, así que uno empieza a vivir el día a día con él, tratando de identificar los síntomas que los doctores nos indicaron que se podían dar y cuando uno los veía me ponía más nervioso. No sabíamos cuánto tiempo iba a durar con nosotros.

Vivimos pegados a la oración, sabíamos que se iba a realizar un milagro e íbamos a todo lado a orar. Fuimos a una iglesia en Concepción de Alajuelita que son devotos al padre Pío. Nosotros nunca desmayamos y tratábamos de darle las cosas que le gustaban para disfrutarlo todo el tiempo posible.

–¿Cuándo tienen la cita en que les informan que el tumor desapareció?

–El jueves 20 de junio, mi hija (Mauren) andaba con Gael haciendo el examen y poco después que le dieron la noticia nos llamó uno por uno. Recuerdo que yo andaba entrenando con el equipo.

–¿Cómo reaccionó cuando le dieron la noticia?

–Lloré, se me vinieron las lágrimas como a todos, era demasiada alegría, habíamos estado demasiado tensos y lo que uno hace es que explotar de alegría.

–¿Estaba con alguien en ese momento?

–No, ya que normalmente dejó a (Josef) Miso (su asistente en la segunda) y me voy para la casa. En ese momento iba bajando por el cruce de Manolos.

–¿Pudo seguir manejando?

–No, tuve que parar y hacerme a un lado para enterarme bien de la noticia, quería saber ¿qué había dicho el doctor?, ¿qué dijo?, ¿por qué?, ¿qué pasó? Tenía un montón de preguntas que quería que me respondieran. Además me sentía muy emocionado y no podía seguir así.

Antes de esa llamada todas las noticias eran negativas y encontrarnos con algo así era inesperado, toda una bendición.

–¿Le costó asimilar la noticia?

–Sí, porque uno pide, pero tal vez no lo cree y no lo hace como debería hacerlo, pero ahí es donde Dios le pone a uno ángeles en el camino, gente que lo pone a uno a reflexionar. Hay un punto donde uno se rinde y prácticamente se lo da a Él (Dios), para aceptar su voluntad

–¿Quiénes fueron esos ángeles que le ayudaron?

Conocí a alguien que terminó siendo un buen amigo, como Kike de Heredia (cantante nacional). Él me explicó su caso, ya que tiene un chiquito que se le murió tres veces prácticamente y que ahora tiene doce años y para honra y gloria de Dios ya está en la escuela.

Después que se enteró de mi caso hablábamos todos los días y me mandaba audios de motivación. Él fue una de las primeras personas que me llamó cuando se enteró que mi nieto se curó. Me dijo que las cosas estaban pasando en el momento de Dios y no cuando nosotros pensábamos.

–¿Usted había experimentado otro caso así en su familia?

Así no, ninguno, solo el de la abuela de Gael (mamá del yerno), quien hace tres años falleció de cáncer.

–¿Usted tuvo contacto con los doctores para tratar de saber qué pasó más allá de la fe?

No, con ellos nunca hablé, aunque siempre iba al hospital solo hablaba con las enfermeras y los auxiliares, que no te dicen mucho tampoco. Ahora imagino que lo tendrán en control debido a toda esta situación.

–¿Qué aprendió de toda esta situación?

–Aprendí que es importante divulgar todo esto, comentar todo lo que usted vivió y sintió, sin ponerle ni más ni menos. Es importante qué la gente se dé cuenta que hay un Dios bueno que lo va a tratar de sacar adelante y ayudarlo. Estoy claro que Él se lo puede llevar si quiere y que en ese momento no hay tu tía, pero cuando pasan cosas como estas, usted no se las puede guardar.

–¿Qué más aprendió?

En el hospital se ven situaciones muy difíciles con otros bebés o niños, uno se encuentra con gente que realmente sufre mucho y eso me hace reflexionar mucho, porque uno suele pensar en lo material o en estar mejor, tener el mejor carro, una buena casa, andar bien vestido y tener siempre con plata, porque uno se esfuerza por conseguir cosas que al final no valen nada y que hay que dejar todo eso de lado para preocuparse por vivir el día a día con la familia.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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