Eran antitos de las 9 de la mañana cuando Andrey Fernández llegó junto a su familia al estadio Ricardo Saprissa para vivir lo que sería un día muy especial no solo para él, sino para todo el saprissismo, ya que el equipo de sus amores estaba cumpliendo 88 años y había que celebrarlo en grande.
Para un morado era una fiesta imperdible, se podían tomar fotos y conseguir autógrafos con jugadores de la planilla actual, con leyendas de otra época que lo dieron todo por la institución, con las copas del bicampeonato, en fin, había que aprovechar.
Cuando Andrey, un muchacho de 28 años con síndrome de Down, llegó al estadio al lado de su cuñado Omar Brenes, su hermana y su sobrina, en la mente tenía ir a conocer de inmediato a su gran ídolo, al guardameta Kevin Chamorro, o como él le dice, “Chamorrito”.
Y es que Fernández es cosa seria, cuando se trata de Saprissa lo defiende ante quien sea, Dios libre alguien se ponga a hablar mal del Monstruo en su presencia y menos de Kevin.
Luego de hacer una larga fila, finalmente le tocó el turno de conocer a Chamorrito, quien estaba al lado de Warren Madrigal, Allan Alemán, Marco Rojas y Alejandro “Tanque” Castro.
“Mi cuñado es saprissista hasta la muerte y había que aprovechar la oportunidad de que pudiera tomarse fotos con los jugadores y compartir en este ambiente tan bonito”, nos dijo Omar.
A Chamorro y a los otros morados les pudo decir cuánto los admira, mismas muestras de cariño que le devolvieron los jugadores, como David Guzmán, quien hasta lo llamó para tomarse una foto.
“Cuando juega Saprissa, él tiene que ver el partido solo en el cuarto, tiene un televisor y ahí los ve solo, porque no puede verlos con nadie de lo emocionado que se pone, aparte de que toda la familia es saprissista, le hemos inculcado eso, se pone superemocionado cuando juega Saprissa”, comentó el cuñado.
Tras la firma de autógrafos y las fotos con los jugadores, se pasaron a la siguiente etapa, ir a ver el entrenamiento a puerta abierta que realizó el Monstruo de cara al duelo de este martes ante Herediano por la Súper Copa.
“Más que nada venimos por él, por Chamorrito, como le decía supercontento, por (Luis) Paradela, por Mariano (Torres), por todos los preferidos de la aficionados, pero el favorito es Chamorrito y hay que aprovecharlo que creo que ya casi se nos va”, añadió.
Cierre de vacaciones
Otros que andaban como hormiga en popi eran Alfonso Jiménez y su familia, quienes vinieron desde Cartago a ver a su otro amor, pues él confiesa que la familia tiene el corazón dividido entre la S y los blanquiazules.
“Hoy somos saprissistas, en otros momentos apoyamos a Cartago, pero nos gustan 50 y 50, vimos las publicaciones en la página de Facebook de Saprissa y decidimos venirnos desde temprano a pasarnos el último día de vacaciones de los chicos”, comentó.
Él junto a sus hijos, Mateo y María Celeste, andaban felices luciendo sus colores al lado de su esposa Paula, que aunque es brumosa, también le hace la fuercita al Monstruo de vez en cuando.
Dentro de todo, esta familia se quedó con un clavito al igual que todos los morados, que era tomarse una foto con Kendall Waston, pero la Torrem como no ha terminado sus vacaciones tras la Copa Oro, no estuvo presente en la fiesta.
Más allá de esta sensible ausencia, el público disfrutó en paleta el momento, el cual cerró con una caravana de vehículos que salió a las 5 p.m de la Cueva, se fue a paseo Colón y regresó al estuche tibaseño, en lo que fue el cierre con broche de oro con un juego de pólvora.