El Toyota Yaris del 2007 de David Morales, de Pacayas en Cartago, tiene modificaciones estéticas que lo hacen llamativo.
El morado intenso, la cola de tiburón y el lip o spoiler delantero, al que se le conoce como bigote, le dan un aspecto deportivo, agresivo al auto, que llama la atención, sobre todo, en las exhibiciones.
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El dueño cuenta que el carro lo adquirió hace diez años y le tomó un cariño especial, al punto que ya no lo quiere vender.
Las modificaciones importantes que tiene el Yaris son, además de los descritos, la tapa de carbono real, el espectacular sistema de audio en la cajuela (en estos momento lo bajó para montar otro superior) y entre los mecánicos, el motor, para que tenga un mayor rendimiento.
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La historia de cómo llegó David a ese carro es particular, pues hasta cambió de marca.
“Empecé con un Hyundai 94, en tiempos en que no estaba en grupos de carros ni nada, lo vendí, y me compré un Toyota Echo y me metí a grupo de carros, andaba para arriba y para abajo , en eventos. Le monté audio y lo senté en el piso pero por dificultades también, me tocó venderlo”, explicó.
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Cuando volvió a comprar un auto, era un Honda e intentó volver al grupo, pero lo frenaron en seco. No podía un Honda estar en el grupo de los Toyota.
Entonces decidió dar otro paso, vender su Honda y adquirir el carro actual, para poder seguir en los grupos de Toyota, que tanto le gustaban.
El carro original pasó por varias transformaciones de colores. Originalmente era negro, pero es un color que no le gusta para carro y luego lo pintó de azul.
“Le llené la cajuela de parlantes, anduve en competencias y eventos después pasó a ser verde, pero no me fue bien, quizás tenía ideas con ese color y lo puse a la venta, pero no se vendió”, dijo.
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Entonces, decidió pintarlo morado, con el techo negro y allí le encontró la comba al palo, al punto que ya le han ofrecido comprárselo, pero ya no quiere deshacer de él. Entre los chineos que le hizo fue terminarlo de modificarlo con la cola, el bigote y otros detalles.
Cuenta que el carrito lo usa para ir al trabajo y para colaborar en eventos y exhibiciones. Recuerda que lo compró en Naranjo de Alajuela y afirma que lo ha llevado a todo lado a pasear y que su belleza y morado profundo, siempre lo hacen llamar la atención.