La afición en la zona sur también alistó su semifinal en la grada este domingo y fue intensa desde el pitazo inicial.
Más de uno, de vuelta a casa, debió haber pasado a la farmacia por algún jarabe para la garganta porque desde que Adrián Chinchilla pitó y al minuto dos les amonestó a Keilor Soto, se calentaron y le exigían mucho al central.
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Tras de todo, la gritada del primer gol de Lauro Cazal empezó a hacer estragos en las cuerdas vocales de los generaleños.
Además, los Guerrreros del Sur tenían que mantener callados a los morados que también llegaron en manada al estadio Municipal.
El coloso estaba 50 y 50, apenas los saprissistas hacían mates de bulla, los de casa gritaban más fuerte.
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Por lo menos en el primer tiempo y con el marcador a favor, era más fácil tenerlos calmados, pero el empate hizo que el descanso fuera monstruoso.
En los momentos de silencio, en la gradería de sombra era un concierto de narradores radiofónicos. Están tan cerca que todos se escuchan, más o menos como tener el radio en la oreja.
Así de tranquilo arrancó el segundo tiempo.
También llegó cargado de lluvia, que cayó fuerte, pero rápidito se fue.
El técnico de Pérez Zeledón, José Giacone, terminó en la grada, dirigiendo junto a muchos aficionados que lo aconsejaban; mientras Wálter Centeno pateaba cuanta botella se encontraba por el colerón de que no entrara otro gol que les diera el triunfo.
Al final los morados y sureños quedaron tablas en todo, fue un buen primer partido que deja todo abierto para definir al finalista de la segunda fase en Tibás, el miércoles a las 8 p. m.
El único que logró sacar de sus casillas a morados y guerreros fue el árbitro Adrián Chinchilla.