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Hernán Medford solo colerones gana en el Cartaginés y suma segundo partido sin ganar

Brumosos pierden buena oportunidad de acercarse a zona de clasificación

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En apenas tres partidos, Hernán Medford descubrió lo que es el Cartaginés: el equipo de los grandes estigmas, que pierde los partidos importantes y en el que, de momento, gana más colerones que puntos.

Este domingo, como es tradición en el club cuando tiene oportunidad de meterse a pelear algo importante, tropezó y empató 2-2 ante un Municipal Pérez Zeledón que desde que Omar Royero tomó sus riendas, le cambió la cara.

Para el Pelícano, llegar a la ciudad de las brumas es todo un reto a su paciencia, porque tras de que el hombre es de mecha corta, en la cancha no se ve algo por lo que pudiera sentirse contento.

Muestra de eso se dio a los 34 minutos del primer tiempo, durante el minuto de hidratación, donde el hombre estaba como agua para chocolate, pegándole gritos a sus jugadores.

Hernán levantaba los brazos, se agarraba la cabeza, daba de madrazos, pegaba patadas al suelo, de milagro no tiró la gorra al césped, mientras los jugadores se quedaban callados viéndolo como chiquitos regañados.

El negro le contagió la chicha a su asistente Breansse Camacho, quien se sumó a la regañada con gestos similares mientras veía cómo los brumosos lucían perdidos en la cancha ante un rival que se manejaba mejor.

Otro con el que salió chivísima el técnico fue con el árbitro Cristian Rodríguez, quien lo expulsó en el segundo tiempo.

La mejenga

Pérez se había adelantado en el marcador a los 25 minutos, después de un jugadón de Mauricio Núñez, que corrió por la banda izquierda, tiró una pared con Kenny Cunningham y cuando entró al área cuchareó la pecosa ante la salida de Darryl Parker de gran manera. Fue como una Panenka en movimiento. Un pepino.

Con más ganas que fútbol, los brumosos intentaban ir adelante y hasta se dieron el lujo de fallar un penal al 43 cuando Bryan Segura tapó de gran manera el cobro a Jameson Scott.

El meta generaleño metió la mano izquierda en el remate a media altura del capitán brumoso, lo que provocó otro colerón del Pelícano.

Hervidero

Para el segundo tiempo, la mejenga se puso hirviendo. Los brumosos empataron a los 55 minutos mediante un bombazo de tiro libre de José Sosa en las afueras del área.

La barrera generaleña se abrió y por ahí pasó la pecosa, en un remate que prácticamente fue un penal con barrera, lo que le daba cierta justicia a un partido parejo y de poco brillo.

Como es lo normal, los brumosos se pusieron a sufrir de nuevo ante un equipo brumoso que de fútbol mostró muy poco, todo era coraje, ganas, pero sin mucho orden o elaboración.

La dicha del empate le duró muy poco a los azules, porque a los 63 Cunningham puso el 2-1 de cabeza, en una jugada en la que nadie lo marcó.

Al cierre llegó la polémica y las broncas por un gol que anuló Rodríguez a Ronaldo Araya al 86.

Marcel Hernández tenía la bola, le cometen una falta, pero la bola le queda a Araya frente al marco, el árbitro, en vez de dar la ley de ventaja, pitó cuando el volante había anotado. O sea, cortó la jugada a punta de pito.

La decisión calentó un montón la mejenga, tanto que Edder Monguió salió expulsado por roces con Marcel minutos después. Ya la mejenga se le había salido de las manos al réferi.

Cartaginés pudo empatar antes, pero cuando Jean Scott quedó frente al marco y quitó al portero, remató duro, pero Jorge Castillo, de forma increíble, se tiró de palomita y sacó el balón con la cabeza. ¡Sólo a Cartago le pasan esas cosas!

La polémica volvió a ingresar a la cancha en la última jugada, porque los brumosos empataron al 97 cuando el árbitro había repuesto seis minutos. El que salvó la tanda fue Jurguens Montenegro de cabeza.

La jugada generó otro mosquero en el que salieron expulsados Omar Royero y sus asistentes por reclamos al árbitro, en un partido que al final repartió puntos y colerones.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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