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Horacio Esquivel encontró una joya de 30 años en el Caribe

Greivin Hall Meléndez aprovechó la oportunidad de su vida con el llamado a entrenar con Limón F.C.

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Horacio Esquivel se volvió experto en buscar talento en el Caribe costarricense, ya no solo encuentra jóvenes promesas sino que está sacando joyas de 30 años de edad como Greivin Hall Maléndez.

Cuando Greivin supo por boca de Kurt Bernard, el gerente deportivo de Limón FC, que Esquivel lo convocó a un entrenamiento para ver cómo podría desempeñarse de cara a una eventual contratación, el delantero inmediatamente comprendió que estaba a punto de recibir la oportunidad más grande de su vida.

“Como futbolista aficionado que había sido hasta ese momento y, en razón de algunos problemas personales que enfrentaba por esos días, estaba convencido que no podía dejar pasar el chance porque era la ocasión que podría cambiar lo que, hasta el momento, había sido mi existencia”, dijo el muchacho, que el 12 de marzo cumplirá 31 años.

Greivin, conocido como Animal por su fuerte carácter y espíritu de lucha, es el segundo de nueve hermanos, dos varones y siete mujeres.

Su papá se llama Fernando Reid y su mamá María Eugenia Hall, vecinos de Back Track, una pequeña barriada del centro de Limón, situada en San Juan, a espaldas del conocido Cruce.

Back Track es un típico “guetto” que se extiende al lado atrás de la línea férrea, donde sus habitantes, todos de escasos recursos, procuran hacerle frente a la vida dentro de los trastornos que encierran la ausencia de oportunidades.

Greivin, quien no reniega de su “Gaza”, fue rescatado de un campeonato local de barrios.

En el torneo anterior metió 31 goles y, para el momento en que fue llamado ya acumulaba un total de 21 anotaciones.

Una vez más Esquivel, ante la imposibilidad de traer refuerzos debido a los eternos problemas económicos que enfrenta el club, se vio precisado a rebuscar en el medio local.

Esta vez el candidato no era un adolescente de las ligas menores de la Tromba, sino que el talento en bruto provenía de un torneo local de barrios, sin escuela de los conceptos básicos.

“Me llamó la atención su biotipo, su gran fortaleza y, entre otras cualidades, es poseedor de una mortífera velocidad, le fascina encarar y es un enamorado del arco rival, sin contar que tiene gol”, expresó Esquivel.

Greivin pasó la prueba sin mayores problemas.

Inicialmente, la idea de Esquivel y su asistente Ricardo Allen, era la de llevarlo mediante un proceso paulatino para lo cual iba probablemente a comenzar jugando algunos pocos minutos porque el titular del equipo era Steven “Mofa” Williams y como segundo atacante está Keyder Bernard, el hijo de Kurt, quien venía saliendo de una lesión de tobillo.

Limón para el arranque del torneo tenía un único nueve, Williams, quien para su desgracia y fatalidad del equipo se lesionó en el primer juego del certamen.

La recuperación tarda un año porque sufrió todos los problemas de rodilla que puede experimentar un futbolista a lo largo de toda su carrera.

El panorama se tornó aún más complicado cuando Keyder sufrió un trastorno físico a nivel de la espalda.

A estas alturas del torneo, Esquivel se quedó sin un solo delantero. La última oportunidad se esfumó cuando Erick Scott fue fichado por Liberia. La Tromba careció del presupuesto necesario para contratarlo.

Entonces, el proceso paulatino que se había diseñado para Hall se aceleró y el novato de 30 años pasó de un eventual relevo a indiscutible titular.

“La fortaleza mental de Greivin y su tradicional espíritu de lucha para vencer las adversidades, y ahora, por primer vez, estar enfocado en sacarle provecho a su vida lo hizo pisar el terreno de juego como si se tratara de una mejenga más de barrio, sin temores y una gran autoconfianza”, aseguró Esquivel.

El muchacho, padre de una pareja Greskel y Greishelin, de cuatro meses y seis años, respectivamente, recordó los días previos a su debut con una gran ilusión.

“Imagínese, como podía sentirme. Yo debuté contra Alajuela. El verme salir al terreno de juego con mis compañeros y mirar al lado a figuras que hasta poco tiempo antes había seguido y admirado por la televisión, para mí resultaba algo indescriptible. Jamás iba a pensar tener al lado a un Kenner Gutiérrez, José Luis Cordero o José Miguel Cubero, entre otros”, reveló el jueves pasado al final del entrenamiento vespertino del equipo, después de que la tarde anterior habían sacado un valioso empate de 1 a 1 frente a Grecia.

Greivin sostiene una relación sentimental con Kristhy Kennedy.

“En ese partido tuve una oportunidad que de haberla concretado habría significado la más grande alegría de mi vida. La bola no iba para mí, sino para un compañero. Yo vi que no le iba a llegar porque estaba fuera de lugar. Entonces, corrí, hice una diagonal; y le robé la espalda al defensor, enganché y rematé, pero la bola salió ajustada a un palo. Uff imagínese lo que eso habría significado para mí”, recordó.

A Greivin, le gusta jugar por las bandas y a perfil cambiado. Ahí es donde se siente más cómodo.

Sin embargo, está claro de cuáles son las urgencias que tiene Esquivel por la falta de un delantero y entonces se le está utilizando como típico nueve, ante la falta de delanteros.

Es derecho, pero igualmente puede pegarle con zurda y es poseedor de un buen juego aéreo.

“No es lo mismo destacar en un torneo de barrios que abrirse camino en una primera división. Él tiene condiciones innatas y todos los deseos de luchar por su sueño. Sin embargo, primero debe evolucionar porque ni siquiera tiene antecedentes en ligas menores”, expresó el director técnico de Limón.

Greivin es tan ajeno a la identidad de Limón FC, que nunca fue compañero de equipo de ninguna de las actuales figuras del equipo verdiblanco.

No ha tenido ni un solo problema con jugadores rivales. A su criterio lo han tratado con nobleza, comportamiento que agradece.

A estas alturas del torneo, únicamente le han mostrado solo una tarjeta amarilla y fue por intentar obstaculizar el saque de un portero.

“El se avivó, hizo uso de la experiencia porque se vino hacia mi, simuló una falta inexistente porque yo no lo toqué. Esa es la única amonestación. Yo pretendía salir limpio. Nunca me verán protestándole a un árbitro”, aseguró.

Al preguntarle cómo se observa en los próximos tres años, dijo que como en un jugador de fútbol más desarrollado en el aspecto táctico y técnico.

“En la actualidad estoy enfocado en el aprendizaje de los movimientos sin balón porque en Primera División mi desempeño es más limitado que en el campeonato de barrios donde tenía mucho más movimiento como el bajar a recoger balones”, reconoció.

Es el seguidor del Barcelona de España y fan de Lionel Messi, a quien considera el jugador más grande del mundo en la actualidad.

En el fútbol costarricense admira a Daniel Colindres.

“Es un jugador muy completo. La última vez que estuvo aquí fue el que se echó el equipo encima”, reconoció Animal, quien tiempo atrás tuvo un paso efímero con el equipo de Aserrí,en la segunda división, al cual dejó por problemas personales que lo obligaron regresar a Limón.

Hoy se esfuerza a más no poder para encontrar en el fútbol el trampolín que le ayude a salir del entorno que lo rodea antes de volver a trabajar como estibador o peón ocasional de construcción.

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