¡Impresionante! Álvaro Saborío mete un gol cada 17 minutos cuando entra de cambio

El delantero de Alajuelense Álvaro Saborío mete un pepino cada 17 minutos para su club cada vez que entra de cambio.

El espigado artillero acumula 51 minutos ingresando de cambio y marcó tres goles.

Saborío jugó un partido de titular y actuó 55 minutos. En ese partido no marcó ninguna anotación.

Si sumamos los minutos de titular y de cambio, acumula 106 minutos, con tres goles, lo que da un promedio de un gol cada 35 minutos, lo cual también es altísimo.

Pablo Izaguirre, exvolante manudo y quien cumplía un papel clave con los manudos cuando ingresaba de cambio, dice que el rol de un suplente es muy diferente al del jugador titular ya que muchas veces puede ser hasta una estrategia desde el banquillo.

“Son roles muy diferentes, uno de titular tiene más tiempo en el campo, cuando uno entra de suplente es según las necesidades del cuerpo técnico. A mí me tocaba entrar con el juego empatado o perdiendo y es lógico que hay más presión porque en 25 minutos se debe demostrar”, dijo Pablo.

Izaguirre confesó que en muchos partidos ingresó de cambio y no pasó nada porque no tuvo el desequilibrio para abrir un cerrojo, pero en la gran mayoría de las veces sí logró inclinar la balanza. Con Álvaro, dice, sucederá parecido.

“Ese promedio de Sabo es espectacular y esos números deben ser un bonito detalle para él. Si tiene la posibilidad de entrar en todos los partidos y marcar, será importante. Ojalá siga en esa línea”, agregó.

Álvaro Solano, otro exvolante manudo, dijo que es más difícil meterse en el rol de suplente que empezar de cero en el partido, con el resto de compañeros, además concuerda con que ese promedio de Sabo es buenísimo.

“Lo hace bien, lo metió un día de titular y fue a menos, le costó mucho en ese momento adaptarse al ritmo, sin embargo, cuando ingresa de cambio toma los equipos desgastados, quizás con obligaciones más ofensivas y logra encontrar los espacios”, explicó Solano.

Eso sí, ambos coinciden en que el trabajo que ejecuta Jonathan Moya, quien le da campo a Sabo, es fundamental.

Moya pivotea, lucha hombro a hombro con los rivales, estorba la salida, pelea en el juego aéreo y cuando sale el rival resiente el esfuerzo y Sabo entra fresco.

“Hace una gran labor de desgaste, de sacrificio, de chocar con dos o tres defensores y allana el camino. Puedo estar pensado como una estrategia del técnico”, añadió Solano.