Jonathan McDonald y la Liga: historia de un amor tóxico

Especialistas dicen que la separación era lo mejor para ambas partes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

La relación de Jonathan McDonald con Alajuelense se estaba tornando tóxica, como esos novios o esposos que viven un idilio, luego se pelean, se reconcilian y se vuelven a pelear.

Después de múltiples promesas de amor, de que las cosas irían mejor, de que no volverían las tortas, alguno falla y la relación pasa, otra vez, por una etapa turbulenta.

Hasta que la situación se pone tan fea que, pese a jurarse amor eterno, ambos buscan una salida cordial y cada quien va en busca de la felicidad en otra parte.

McDonald se fue de Alajuelense luego de que el equipo perdiera el título y la posibilidad de obtener la ansiada 30, una vez más, y la presión de la afición hizo que la relación se rompiera, al punto que debieron firmar un finiquito de contrato, algo así como un divorcio.

Consultamos a tres expertos que indican que lo mejor que pudo pasar entre McDonald y Alajuelense fue el rompimiento de la relación, pues ya estaba desgastada.

“No hay nada más saludable y enriquecedor que un buen matrimonio, pero un mal matrimonio es lo más desgastante y sin sentido”, explicó el motivador Mauricio Corrales.

Dijo que a como estaban las cosas, lo mejor que podía ocurrir era la separación en buenos términos.

“Los aficionados deben sentirse agradecidos con Jonathan porque le dio muchas alegrías al equipo, pero en el fútbol no se permiten errores, se espera la perfección y eso no existe. Se estaba convirtiendo en una relación tóxica”, dijo.

Explicó que la afición suele recordar más, en algunas ocasiones, los malos momentos, antes que los buenos.

“Recuerdo que sucedió algo similar con el portero Patrick Pemberton. Conversé con personas allegadas a la institución que decían que a McDonald una parte de la directiva lo quería afuera. Es mejor irse cuando las cosas están así”, aseguró Corrales.

También dijo que la Liga debe pagar un precio ante la partida de McDonald.

“Cuando hay una pérdida siempre hay un dolor y sufrimiento. A la directiva le costó mucho consolidar un equipo, ahora se debe recomenzar, experimentar de nuevo y la afición saldrá dolida”, dijo.

La forma en que Jonathan se fue de la Liga también fue vista con buenos ojos por el coach de equipos German Retana.

“La carta que escribió refleja respeto a la institución, a la afición. En una salida de un jugador emblemático, las dos partes sufren. Fue un jugador de entrega, que dio buenos resultados”, dijo.

El sicólogo deportivo Carlos Marín aseguró que algunos jugadores limitan el desarrollo de otros más jóvenes y con menos proceso y no es una situación adrede.

Eso sí, dijo que las relaciones de pareja son mucho más complejas que la situación del jugador con la institución.

“Algunos jugadores pueden sentirse cohibidos cuando él está en la cancha, incluso, fuera de la cancha también. Pese a lo que parece, él no ejerce una gran influencia sobre el grupo”, comentó Marín.

Añadió que es un buen momento para que la Liga trabaje en los liderazgos, pues dijo que Adolfo Machado y Junior Díaz, quienes apenas están llegando, son quienes ejercen esa función.

“Cuando los resultados no llegan, a los jugadores más emblemáticos se les pide más y la Liga no ha tenido esos liderazgos significativos”, explicó Marín.

“Faltan liderazgos propios, surgidos del equipo, es algo que deben trabajar”, agregó.