En diciembre del 2019 llegó a Ciudad Quesada un toro nuevo que rapidito enseñó su bravura, uno que ya se mostró por diversas plazas alrededor del mundo, se trata de atacante panameño Jorman Aguilar.

Antes de hablar de él, de primera entrada le enseñamos como decir correctamente su nombre, porque aunque se escribe Jorman, su pronunciación correcta es “Yorman”, lo que ha generado confusión a la hora de nombrarlo por la afición y prensa nacional.

El nombre del pana está en la boca de muchos recientemente por sus goles, es el primer panameño que le anota un triplete al Saprissa y a nivel internacional también dejó su marca con un doblete al New York City en la Liga de Campeones de Concacaf, aunque sirvió de muy poco.

A sus 25 años, el panameño conoce, gracias al fútbol, seis países: Italia, Eslovenia, Croacia, Portugal, España y poco a poco ha ido aprendiendo sobre Costa Rica.

En entrevista con La Teja, confesamos al jugador sobre esta nueva experiencia, la de pasar de grandes ciudades llenas de edificios y hasta castillos a la apacible y acogedora Ciudad Quesada, lejos del bullicio de la capital tica.

“Yo tuve la experiencia que a los 17 años dejé Panamá para ir a jugar al extranjero, fue algo que me ayudó muchísimo para ser muy independiente, estuve en Italia, España, Portugal, ahí jugué en la primera división con un equipo llamado Estoril y luego en segunda división con Olhanense.

“Después pasé a la primera división de Croacia, de Eslovenia, en la que me sentí bien, el fútbol me ha dado la experiencia de conocer muchos lugares, después volví a Panamá (a jugar con el Atlético Independiente La Chorrera) ahora estoy acá en Costa Rica muy tranquilo”, explicó.

Feliz en Ciudad Quesada

En San Carlos el canalero encontró un cantón en el que su gente le muestra mucho apoyo y las bellezas que rodean la zona norte, como montañas, volcanes, aguas termales y cataratas.

“Pues sí, ha sido un cambio, yo que soy de Ciudad de Panamá venir acá hay mucha diferencia, pero la verdad para mí lo más importante es la tranquilidad y acá la he encontrado, me he sentido bien, me han acogido muy bien. Es un lugar en el que estoy muy feliz.

“Ya he tenido la oportunidad de ir a darme una vuelta y es un lugar realmente lindo, ya me lo habían dicho, obviamente como se juega domingo, miércoles, domingo no he podido salir mucho, aún me falta, pero cuando tengo un día libre he visto algo”, destacó.

Entre los sitios que más le han gustado afirma que están las cataratas en La Fortuna y el volcán Arenal, los cuales visitó con sus padres cuando en diciembre vinieron a visitarlo mientras él hacía pretemporada con los Toros.

Cuando no tiene tanto tiempo como para ir a pasear, nos confesó que le gusta quedarse en la casa a ver partidos de fútbol americano, su otra gran pasión, un deporte al que no le pierde la pista.

“Voy con los Cleveland Browns, no es un equipo tan popular como otros, pero siempre me ha gustado, ahí está mi jugador favorito que es Odell Beckham (juega como receptor abierto). Es un deporte que me gusta muchísimo y hasta tengo el sueño de ir a un partido de NFL, aún no he tenido la oportunidad, pero próximamente, si Dios quiere, cumpliré ese sueño”.

Conocía la Cueva

En lo futbolístico las cosas también marchan bien para Jorman, lleva siete pepinos en once partidos en el Clausura 2020, tres de ellos los hizo el domingo pasado en el duelo ante Saprissa en la Cueva, motivo por el que además le regalaron el balón del juego.

Aguilar ya se había medido al Monstruo el año pasado, cuando los morados se enfrentaron a La Chorrera por la Liga Concacaf 2019.

“A Michael Barrantes ya lo conocía desde que jugamos el año pasado, es muy buena persona, muy buen jugador, me entregó el balón del partido al final (el domingo) y que me lo diera para mí significó mucho, me lo llevé a mi casa, es una muestra que vengo haciendo las cosas bien”, dijo.

El jugador norteño reconoció que sintió que en un momento del duelo de este domingo el estadio se puso tenso por sus goles, su potencia y las dificultades que tenía la defensa morada para frenarlo. La Cueva es un lugar en el que sintió una vibra especial.

“Ya jugué en el de Herediano y el Saprissa, me falta todavía la Liga, veremos cuál será el que más mete. A mí me encanta jugar en el estadio de Saprissa porque es muy grande, hay muchísima gente, el ambiente es muy lindo, me gusta para ser franco”, confesó.