El primer vehículo es inolvidable, y Jeison Navarro Picado, con su historia, nos recuerda que un carro puede tener un valor sentimental que lo haga ir más allá de ser un medio de transporte.
El vecino de Cartago relató cómo fue que su actual carro, un Toyota Corolla FX 1987, estaba abandonado, pero él lo compró y lo puso a andar a tal grado que le agarró un cariño muy grande.
“El carro, cuando lo fui a recoger, estaba sin dekra, sin marchamo y estaba en un estado de abandono; se sacó y lo primero que se le hizo fue una merecida lavada a ese pobre, tenía kilos de polvo encima; ya limpio, vimos el color original de la pintura; por dentro estaba muy enterito, pero no todo era color de rosa”, comentó el joven de 23 años.
Jeison asegura que tuvo que hacer un gran trabajo al motor y demás para tenerlo como lo tiene al día de hoy.
“Hubo que hacerle bastante trabajo en el motor para pasarlo en el área de gases; venía con unas llantas espantosas, horribles; creo que esa fue la primera modificación que se les hizo, los aros y llantas”, comentó.
El primer carro siempre marca
“Como valor sentimental es por el orgullo de que uno puede progresar, de que hoy andaba en bus y luego en mi propio carro, del esfuerzo que uno hace para crecer. La idea es siempre seguir adelante e ir mejorando, pero dar ese primer paso para uno o para todos los jóvenes, uno lo aprecia bastante, porque lo hace ver de dónde viene y todo el camino que tuvo que pasar para llegar a eso”.
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Jeison asegura que tuvo que ahorrar año y medio solo para comprarlo; ya luego tuvo que hacerle muchos arreglos y modificaciones más.
“El motor de la restauración, en la parte electrónica, ahora tiene computadora programable, sistema de bobinas, inyección electrónica; se le ha hecho bastante”, relató.
Jeison contó cuál fue el primer paseo que se pegó en su carro, algo que lo llenó de alegría y orgullo de saber que era en su propio auto.
“Largo no lo he llevado, no soy de salir tanto a ese tipo de lados, pero subir al mirador del Sanatorio Durán fue algo que yo y mis amistades queríamos hacer apenas tuviéramos carro, ir en nuestro grupo; fue muy bonito ya poder cumplir como ese sueño que tenía uno desde chiquillo.
“El sentimiento de poder hacer ese tipo de viajecitos es de emoción y felicidad; yo al menos fue lo primero que sentí”, acotó el joven que lleva un año ya con su Toyota.
Exhibiciones del Club Riders
Jeison cuenta que le encanta llevar su carro a reuniones para enseñar con el Club Riders, para que lo vean otros apasionados de ese mundo automotriz.
“Es una reunión donde gente de todo lado lleva su carro, la comunidad es muy bonita, y todos nos hablamos, nos llevamos bien, todos vemos el carro, entonces se lleva una relación muy sana. La primera vez que lo llevé y que me preguntaran sobre el carro y abrirle la tapa para que vieran el motor y demás, es una sensación muy linda”, añadió el vecino de Cartago, que asegura que durante el 2025 ha ido a muchos eventos junto a su chuzo.




