Hablar de la carrera del Chirripó es hablar de Juan Ramón Fallas, el hombre que ha hecho suya esta ruta, la que se llevó este sábado por octavo año seguido en su acostumbrado dominio en el cerro más alto de Costa Rica.
En medio de caminos rocosos, en un ascenso que destroza piernas y que hace devolverse a más de uno, el Dueño del monte una vez más marcó el paso y demostró que no hay nadie como él en esta prueba.
El atleta de Olán de Buenos Aires sacó caja en la ruta de 17 kilómetros entre la plaza de deportes de San Gerardo de Rivas y Base Crestones, luego venir de vuelta y descender por el mismo camino para completar el recorrido de 34 kilómetros.
A la llegada a la meta, Juan Ramón completó las 3 horas y 14 minutos, el mejor de los 207 competidores que se atrevieron a retar al coloso de los cuales 186 lograron terminar la clásica ruta rompe piernas. Aquellas que aparecieron tres horas y media después de finalizada la competencia quedaban descalificados.
Con paciencia y conociendo muy bien la ruta, Fallas tuvo la sabiduría durante una buena parte de la carrera en la que no iba de líder, subiendo el llamado cerro de los arrepentidos iba segundo lugar, pero bajando reventó a Abraham Serrano y lo dejó botado para asumir el liderato de manera definitiva hasta la meta.
Mientras que Fallas se mantuvo como el legítimo Dueño del monte, en mujeres la salvadoreña Idema Delgado rompió el reinado de siete años que tenía la costarricense Andrea Sanabria en esta competencia, la cuscatleca sorprendió a la campeona y se llevó el primer puesto con un tiempo de 4.16:16.
Delgado salió con mucha fuerza y por Arrepentidos ya lideraba la competencia y cuando ya venía en la ruta por la zona del Monte sin fin, le llevaba siete minutos a Sanabria, oriunda de Sitio Hilda, un asentamiento indígena del que se debe caminar dos días para llegar al Chirripó.
Al final, Sanabria llegó de cuarta con un tiempo de 4:27:50, muy lejos de su mejor marca, 4:14:25. La propia atleta reconoció que su preparación en esta ocasión no pudo ser como en otros años porque por salir a coger café, les dio poco chance para entrenar.
“Necesitamos plata. Arriba (en Sitio Gilda, Talamaca) las cosas están difíciles y por eso Andrea tuvo que trabajar cogiendo café. Ella tenía que ayudarme y por eso empezó a coger café desde diciembre. Un tiempo estuvo acá y otro en Sitio Gilda trabajando en casa”, confesó Ismael Salazar, esposo de Andrea al periódico La Nación.
Eso sí, la atleta de 33 años confesó que vendrá el próximo año a recuperar su corona, en la que espera poder prepararse mejor.
"Sufrí mucho, estuvo muy difícil. En los Arrepentidos (la cuesta más temida) había mucho polvo. En el descenso me sentí mal”, añadió Sanabria.
En la meta, ya por la tarde de este sábado los atletas llegaban desechos por el esfuerzo tremendo al que son expuestos, pero con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja de terminar en una de las rutas más duras del país.